­Xelo Huertas se aferra al puesto de segunda autoridad de Balears. En tan solo 23 días, la alto cargo de Podemos ha variado su discurso. "No me quiero ir", dejó claro ayer su postura frente al expediente que le ha abierto su partido y que la tiene a un paso de tener que dejar la silla. "Yo continuaré de presidenta hasta que se resuelvan los recursos definitivamente", remachó. Anunció que tiene varios meses por delante hasta que Podemos resuelva, y "después directa a los tribunales". Sus palabras denotaban que espera una resolución desfavorable a sus intereses por parte de los órganos internos de Podemos.

Las reticencias de la presidenta a abandonar voluntariamente para zanjar la crisis institucional abierta chocan con lo manifestado por ella el pasado día 7. Nada más enterarse de las medidas disciplinarias adoptadas en su contra, Xelo Huertas aseguró que si tuviera que dimitir le quitarían "un peso de encima". "Este no era el sitio ideal para mí", subrayó su preferencia por ser una diputada rasa. "No se me caen los anillos por irme, la presidencia no es la ilusión de mi vida", enfatizó Huertas ante los periodistas.

Sobre qué haría en caso de no recibir el apoyo del partido, fue rotunda: "Por supuesto, presentaría la dimisión. A diferencia de otros no tengo apego este puesto". Eso sí, "de dejar el acta de diputada ya hablaremos", adelantaba su intención de no entregar el acta bajo ningún concepto y pasarse al grupo mixto.

Alegaciones

Huertas presentó el lunes sus alegaciones ante la comisión de derechos y garantías de Podemos. Según el número dos del partido, Pablo Echenique, "hay indicios suficientes" de que la presidenta de la Cámara autonómica se ha valido de su posición para presionar al Govern, exigiendo un trato de favor al científico podemista Daniel Bachiller, aliado suyo en la guerra interna por el poder. Un comportamiento que vulnera el código ético de Podemos.

Por su parte Xelo Huertas aduce "fundamentalmente" que el hecho del que se la acusa "no es cierto" y "de entrada no ha sucedido".

El pasado 31 de octubre, en un chat de mensajería móvil de la cúpula de Podemos, Huertas anunció: "Que sepáis que voy a votar en contra de los presupuestos" de la Comunidad para 2017. El motivo, "no pienso tragar con que un compañero sea expulsado de su puesto de trabajo", aseveró. Se refería a Daniel Bachiller, al que el Govern ha cortado la financiación pública de su laboratorio por considerar que recibía un trato de favor y renovarle el convenio suponía "un traje a medida".

"Yo todavía no he votado", se defendió ayer la presidenta. Recordó que las cuentas no se someterán a aprobación "hasta el día 20, 21 y 22" de diciembre, de ahí que considere injusto que se la sancione por algo que no ha llegado a materializar.

Huertas dice ahora que su anunciado veto a las cuentas autonómicas se produjo en el marco de "una ejecutiva privada", y en medio de "una discusión muy acalorada" en la que se dijeron "muchísimas cosas".

"Yo no creo que nadie pase la prueba del algodón, ni siquiera en su casa a nivel familiar", esgrimió Xelo Huertas. "Lo que no se puede es coger en serio una cosa que se dice en un momento de acaloramiento", insistió la presidenta.

Huertas apeló a "la libertad de expresión" que según ella debe prevalecer dentro de un partido político "porque es un derecho que te da la ley". Sobre sus presiones a miembros del Ejecutivo para forzar que se mantuviera la partida de unos 200.000 euros para el laboratorio de Bachiller -la presidenta llegó a citar hasta a tres consellers en su despacho del Parlament para "arreglar" este asunto-, ni una palabra.

La tesis de defensa de Xelo Huertas consiste en minimizar su anuncio de boicot a las cuentas. "Yo dije que entre otras cosas [con las que no estaba de acuerdo], había ésta [lo de Bachiller], pero no era la principal", sostuvo ayer.

La estrategia de Huertas consiste por el momento en agotar los plazos al máximo y dilatar el desenlace del expediente. Ayer apuntó que el órgano que estudia su recurso "tiene dos meses para resolver", y señaló que "después tenemos derecho" a recurrir ante la comisión estatal y, por último, "ir directo a los tribunales".

"Espero que no haya ningún movimiento más hasta que se resuelva" el expediente, dijo confiar Huertas en que Podemos-Balears no le exigirá la dimisión si en ´primera instancia´ se acuerda expulsarla de militancia.

En cuanto a si votará a favor de los presupuestos que dijo que iba a rechazar, "ya veremos", se despachó la todavía presidenta.

La portavoz parlamentaria de Podemos, Laura Camargo, informó de que "una vez llegue el recurso a la comisión de derechos y garantías estatal, ésta se dará prisa" en resolver. El partido quiere cerrar cuanto antes este capítulo.