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Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

Curar las heridas del maltrato

En el segundo trimestre del año las baleares presentaron 19 denuncias cada día contra sus parejas y esta comunidad autónoma es la tercera del país con mayor número de agresiones machistas tras Canarias y Murcia

Un mural en el born, realizado por cuatro alumnos de la Escola de Disseny de Palma, ilustró la puesta en marcha de la campaña ReAcció, que pretende implicar a personas e instituciones y empresas en la erradicación de la violencia machista con compromisos y acciones concretas. Una campaña a la que ya se han sumado más de sesenta entidades.

La presidenta del Institut Balear de la Dona (en adelante por sus siglas, IBD), Rosa Cursach, lamenta en primer lugar que se dedique la mayor parte de los recursos destinados a erradicar la violencia machista a la atención de las mujeres víctimas de estas agresiones y muy poco a proyectos de igualdad. "La Ley de Igualdad del año 2006 contemplaba actuaciones de coeducación y realmente no se ha hecho nada", señala. En relación a los fondos públicos que se destinan a combatir la violencia de género, Susana Portillo, trabajadora social de esta misma institución, se plantea: "¿Qué crees que pasaría ante cualquier fenómeno que provocara la muerte de 60 hombres al año por una causa evitable? ¿No crees que ya se habría solucionado?", recrimina una actuación de una sociedad en la que considera que aún mandan y deciden los hombres.

Los datos del Observatorio contra la violencia doméstica y de género del Consejo General del Poder Judicial correspondientes al segundo trimestre de este año revelan que las mujeres de las islas formularon durante este periodo diecinueve denuncias cada día contra sus parejas. Además, esta comunidad autónoma ocupa el tercer lugar, tras Canarias y Murcia, con más mujeres víctimas de estas agresiones con 21,24 casos por cada diez mil féminas.

Rosa Cursach revela que uno de los servicios que ofrece el IBD es, precisamente, acompañar a las víctimas a presentar estas denuncias en los juzgados al mismo tiempo que se les ofrece atención jurídica y asesoramiento sobre todo el proceso. "El Colegio de Abogados ofrece igualmente un turno de oficio gratuito para asistir estos casos", añade.

Teléfono para víctimas

También el Institut dispone de un teléfono de atención a las víctimas de estas violencias -el 971 17 89 89- que contesta las 24 horas del día, los siete días de la semana y los 365 días del año las demandas de las afectadas.

Están atendidos hasta las tres de la tarde por dos trabajadoras sociales y dos asistentes jurídicas y el resto de la jornada por cinco o seis profesionales. Para la part forana, en Inca y en Manacor hay dos espais para la dona creados gracias a un convenio suscrito entre el Consell de Mallorca, el propio IBD y el ayuntamiento en cuestión en la que un agente de igualdad y un asistente jurídico atienden las peticiones de ayuda procedentes de las mujeres.

Y en caso de que necesiten de especial protección, de que tengan una necesidad inmediata de mudarse a una casa de acogida, el Ayuntamiento de Palma cuenta con pisos con capacidad para 63 personas mientras que el propio IBD dispone de 3 casas en la part forana que, por obvios motivos de seguridad, Rosa Cursach declina ubicar. "En la part forana disponemos de 17 plazas para acoger tanto a mujeres maltratadas como a sus hijos y a las personas dependientes de ellas, en caso de que las tengan. Y en estos momentos tenemos 62 plazas ocupadas del total de 160 de las que disponemos en pisos de acogida diseminados por todas las islas", cuantifica la presidenta.

Pisos de protección

También revela Cursach que Balears tiene firmados convenios con otras CC AA para acoger en estos pisos tutelados a mujeres en riesgo procedentes de otras regiones: "Cada año vienen una o dos mujeres de fuera que tienen que poner mar de por medio porque su agresor está a punto de salir de la cárcel y supone un evidente riesgo para ellas".

Siempre que se dé un volumen de ocupación suficiente, a estos pisos se desplazan psicólogas para ayudar a estas mujeres a recuperar poco a poco la normalidad, a ayudarles en el proceso de búsqueda de un nuevo empleo y, una vez que lo han conseguido, a encontrar un nuevo hogar en el que intentar rehacer su vida truncada.

En este punto, Cursach recuerda que a las mujeres maltratadas la Administración Pública les garantiza la percepción del cien por cien de su salario durante su baja laboral pero que, a la hora de renovar estas bajas que en ocasiones se prolongan mucho en el tiempo, los tribunales médicos que deciden sobre ello "a veces no ayudan", denuncia.

"Solemos recurrir estas denegaciones pero lo que habría que hacer es formar a estos profesionales que deciden sobre violencia machista y recordarles que la Organización Mundial de la Salud la ha calificado como un problema de Salud Pública. Al contrario que ellos, la Justicia sí se ha ido especializando para abordar los casos de maltrato y violencia machista", contrapone. También alaba la presidenta las tres o cuatro empresas que se han comprometido a facilitar la reinserción laboral de estas mujeres tratando de que, además, se trate de puestos de trabajo no excesivamente precarizados.

El IBD también es el organismo que coordina todas las medidas de protección dictadas para las mujeres en riesgo, entre las que se echan a faltar más órdenes de alejamiento. A la pregunta de si hay vida tras el maltrato, Cursach afirma categóricamente que sí, aunque admite que el deterioro psíquico y emocional de una mujer sometida durante muchos años a esta violencia es lo que más cuesta recuperar.

Entre cinco y ocho intentos

"Una mujer en esta tesitura realiza de media entre cinco y ocho intentos de dejar a su agresor antes de dar el paso definitivo", revela antes de negarse a barajar un plazo de tiempo promedio tras el cual puede hablarse de que se ha recuperado a esa persona para la sociedad: "Es ella la que debe darse por recuperada", matiza.

En este momento, Cursach alude a un programa de recuperación de maltratadores desarrollado por el Ayuntamiento de Palma sobre el que muestra sus reticencias porque este presunto cambio de actitud se mantiene durante apenas el primer año de haber realizado la terapia antes de volver a reincidir en sus actitudes machistas y denigrantes hacia sus compañeras.

"Es preciso que estas personas cambien de mentalidad, que asuman que su pareja no es un objeto de su propiedad, que no está ahí para satisfacer sus necesidades", concluye Cursach aprovechando la ocasión para revelar que el 97% de las medidas de conciliación familiar solicitadas en este país son realizadas por mujeres. "Los hombres todavía no han interiorizado que ellos también deben ser cuidadores, que no es un papel exclusivo de las mujeres", lamenta.

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