La alianza entre Mallorca y Cuba comenzó por el año 1991, cuando Gabriel Escarrer seducía con su propuesta de negocio conjunto a Fidel Castro, que ha muerto hoy a los 90 años de edad.

Meses después del encuentro con el hotelero mallorquín, el comandante acudía a la inauguración del Meliá Varadero. Ha pasado más de un cuarto de siglo desde entonces. En 2015 la cadena líder en Cuba estrenó el resort Meliá Internacional Varadero, el más grande de los que gestiona. Por el camino, Escarrer ha construido un imperio de beneficio capitalista en la isla del comunismo.

El presidente de Meliá llegó a dar la cara por Cuba, enfrentándose a Estados Unidos tras la aprobación de la Ley Helms Burton, que prohibía explotar negocios en terrenos expropiados a estadounidenses por el castrismo.

Otros hoteleros de Mallorca, como Miguel Fluxá, que llegó a la isla en 1998, diez años después que Escarrer, también hicieron grandes negocios en Cuba aunque también estableció relaciones fuertes con el régimen de Castro.

En diciembre de 2014, cuando llegó el deshielo de las relaciones entre el régimen castrista y Estados Unidos, las marcas mallorquinas ya controlaban 25.000 habitaciones del gran paraíso hotelero.