Mientras se espera el desenlace del expediente de Podemos a la presidenta del Parlament, van trascendiendo más detalles sobre las presiones de Xelo Huertas y Daniel Bachiller a miembros del Govern para que se mantuviera al segundo el trato VIP como investigador que denuncia la mayoría de la comunidad científica local.
En el último año, Huertas ha jugado un papel activo en favor de su compañero y aliado dentro de la guerra por el poder que se libra en el partido. En el Ejecutivo admiten que la presidenta se ha valido de su posición para tratar de imponer la continuidad de la financiación pública para el equipo de investigación que dirige Bachiller en la Fundación Caubet-Cimera.
El 7 de noviembre, nada más conocerse su suspensión cautelar de militancia al existir "indicios de incumplimiento del código ético" de Podemos, dijo su número dos Pablo Echenique, Huertas fue preguntada sobre si había mantenido algún encuentro con el Ejecutivo para hablar del laboratorio de Bachiller. "Nunca", respondió tajante a los periodistas. "¿Qué necesidad tengo?", se desvinculaba de cualquir gestión en favor del científico también expedientado por Podemos. La formación les acusa de condicionar los presupuestos de Balears de 2017 por puros intereses particulares.
En su afán por preservar el controvertido estatus de Daniel Bachiller, la presidenta llegó a convocar hasta a tres consellers del Govern en su despacho de la Cámara autonómica. A puerta cerrada, les abordó para que les explicaran el estado del trasvase del laboratorio de Bachiller desde Salud a Innovación e Investigación, y lo aceleraran.
"Lo de Bachiller"
La reunión tuvo lugar un martes del mes de marzo, durante un pleno ordinario del Parlament, narran dos fuentes distintas del Ejecutivo autonómico y del Pacto. Huertas había citado con anterioridad a la sesión al titular de Presidencia entonces, el socialista Marc Pons. A la consellera de Salud, Patricia Gómez, también del PSOE, y al vicepresidente del Govern y conseller de Turismo, Innovación e Investigación, de Més, Biel Barceló, que acudió acompañado del director general del ramo, Pep Lluís Pons. Todos los convocados sabían a qué iban, "a hablar de lo de Bachiller", rememora uno de los presentes en alusión al laboratorio cuyo desmantelamiento ya acordado entre el Govern y el CSIC en 2015 pretendían paralizar los dos expedientados ahora por Podemos.
En el interior del despacho de la presidenta también estaba el propio Bachiller, pese a no ocupar ningún cargo institucional. El líder de Podemos, Alberto Jarabo, también asistió a parte del encuentro, aunque al parecer no había sido invitado por Huertas.
La segunda autoridad de Balears inició la reunión con estas palabras, según reconstruyen las fuentes: "Bueno ¿cómo arreglamos esto de Daniel?". Gómez y Barceló explicaron los trámites llevados a cabo para que el laboratorio pudiera abandonar las instalaciones del hospital Joan March (Caubet) y pasara a la Fundació BIT, que depende de Vicepresidencia. Huertas preguntó el por qué del retraso, y salió la cuestión económica, cómo se haría para transferir los 200.000 euros que aproximadamente cuesta mantener el equipo de investigación en la picota.
Seguir financiando a Bachiller no entusiasmaba al Govern, teniendo en cuenta que el CSIC había solicitado ya en 2015 rescindir el convenio para ello. Sin embargo, ante maniobras como la encerrona en el despacho de Huertas PSIB y Més entendían que Podemos amparaba a Bachiller "y su chiringuito", por lo que querían evitarse más líos con los podemistas, se sincera un alto cargo. Tras la cita en el Parlament, el Ejecutivo ha seguido estos meses pasteleando para encontrar una salida al científico, que finalmente ha abortado porque hubiera sido "un traje a medida". Por el camino, Huertas y Bachiller han perdido el amparo de Podemos.
