El otoño turístico se parece cada vez más al verano: la isla concluyó el mes de octubre con 767 hoteles abiertos y unas cifras de ocupación y pernoctaciones solo superadas por los destinos canarios, que acaban de empezar su temporada alta. La temporada se alarga también en Menorca y Eivissa. De hecho, si se observa el conjunto de las islas, Balears se planta en noviembre con un total de 1.002 hoteles aun operativos, un 69,2% de las habitaciones reservadas y 5,8 millones de noches de hotel vendidas, un 11% de crecimiento respecto al otoño de 2015.

Según la radiografía otoñal que deja la Encuesta de Ocupación Hotelera del Instituto Nacional de Estadística, el mes de octubre de 2016 se parece ya más al septiembre de años precedentes que a otros octubres, tradicionalmente menos intensos para el negocio. En el sector se achaca la buena marcha del turismo en otoño a dos factores. Primero: la planta hotelera se ha modernizado para ofrecer servicios atractivos incluso cuando falla el sol y no se puede dar por segura la playa. Y segundo y fundamental: con competidores de clima más cálido como Túnez y Egipto aún tocados por sus problemas políticos y sociales, Mallorca sigue siendo el refugio predilecto de los touroperadores.

A ese segundo factor apunta como clave el último Observatorio Económico elaborado por el servicio de estudios de BBVA, que en un apartado específico dedicado al turismo sostiene que España ha captado desde el año 2010 más de un millón de turistas que en otras circunstancias habrían ido a países hoy con problemas, como Turquía o los citados Egipto y Túnez. En BBVA analizan la evolución de los distintos destinos españoles para concluir que el 63% del crecimiento de las cifras turísticas de Balears desde 2010 es atribuible a esa fuga de viajeros de otros lugares.

Saturación y desestacionalización

Con todo, Balears y Mallorca cerrarán un año de cifras máximas de ocupación, pernoctaciones y facturación para el sector, como resultado de una temporada 2016 marcada en verano por la saturación y definida en primavera y otoño por la desestacionalización. La temporada ha durado casi nueve meses completos. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, las islas estrenaron la campaña turística en febrero con 300 establecimientos abiertos, que ya eran 520 en abril y alcanzaban los 1.130 en mayo. Después la oferta de hoteles ascendía a 1.300, hasta este mes de octubre, en el que vuelve a bajar a mil, antes de que en estas semanas estén cerrando la mayoría de negocios, para encarar un invierno muy corto en el que además quedarán operativos al menos 200 establecimientos. La campaña 2017 también se adelantará, con algo más de 300 hoteles disponibles ya en febrero y con el inicio de la actividad de touroperadores como Jet2 y Tui, que prevén además llevar su campaña 2017 hasta el final del mes de noviembre.

Todo esto está teniendo efectos en el empleo. Los datos publicados ayer ofrecen un ejemplo claro: al acabar octubre había en los hoteles de las islas 40.270 personas trabajando, más del doble que los 18.000 contratados en abril y muy cerca de los 55.000 de temporada alta. Ahora el empleo caerá en picado en los hoteles, para ser sustituido por trabajo en sectores como la construcción, que se preparan para un invierno con otros 300 millones de euros en inversión en reformas hoteleras.

Que funcionan, por cierto. Gracias a esas obras para ganar calidad, la rentabilidad de los establecimientos se está disparando. Lo certifican los datos del INE, que documentan que en pleno mes de octubre los destinos de Balears estaban cobrando de media 72 euros por habitación, lejos de los más de 100 de julio y agosto, pero aún así un 7,3% más de lo que facturaban en el mismo mes del año anterior. El otoño balear tiene cada vez más pinta de verano.