­El gran comercio da hoy el pistoletazo de salida, mientras que buena parte de los pequeños lo harán mañana, a la que se ha convertido en una de las campañas estrella del sector: el Black Friday. Las expectativas son excelentes, con previsiones de que las cajas que se van a hacer durante estos días al menos se tripliquen respecto a un jornada normal, y que registren crecimientos superiores al 10% si la comparación se hace en relación al ´viernes negro´ del pasado año.

Esos dos datos reflejan la importancia que el Black Friday ha adquirido en muy poco tiempo para el sector comercial. El primero es que tanto grandes como pequeños coinciden en que las cajas de aquellos departamentos que ofrecen descuentos se van a triplicar respecto a una jornada normal, y si nos referimos a los productos de tecnología, esa multiplicación debe de hacerse por cinco, seis o más. Porque en este último caso, no se oculta que en los catálogos se introducen unos pocos productos que sirven como reclamo y que permiten obtener televisores u ordenadores casi a mitad de precio, con la avalancha de visitantes que ello provoca. Globalmente, el sector utiliza descuentos que con carácter general se van a mover en torno al 20% para atraer a los consumidores.

El segundo dato es que mientras que las ventas del sector están creciendo este año en torno a un 4% o un 5% (porcentaje que se piensa mantener a lo largo de toda la campaña navideña) respecto a 2015, durante los días del Black Friday ese incremento interanual se espera que sea de dos dígitos en relación a las mismas fechas del pasado ejercicio, con tasas que se sitúan en un 10% o incluso un 20%. El motivo es que se trata de una celebración todavía joven en España, en la que las grandes firmas han decidido "echar el resto" con campañas cada vez más intensas, lo que permite impulsar las ventas con una intensidad superior a la del resto del año. La previsión es que este año se consiga una cifra récord de ventas en relación a ejercicios anteriores.

Cambios en el consumo

Según algunas firmas, esta campaña de ventas se ha convertido en la segunda más importante del año, solo superada por la que se lleva a cabo en relación a la celebración de los Reyes Magos.

En este sentido, se reconoce que se ha provocado un cambio en el calendario de los consumidores. Si antes el inicio de las ventas navideñas solía coincidir con el puente de la Inmaculada, ahora el pistoletazo de salida se da con este ´viernes negro´.

Además, los beneficios que estas fechas comportan se reflejan en que muchos grandes establecimientos han optado por prolongar su celebración al jueves, viernes, sábado, domingo (por tratarse de un festivo con apertura comercial autorizada) y, en algún caso, se llega hasta el lunes, aunque sea en materia de ventas por internet, con el Cyber Monday. En cuanto al pequeño comercio, la campaña se desarrollará durante el viernes y el sábado, aunque se apunta que algunos establecimientos del centro de Palma podrían abrir también el domingo, pese a ser una minoría dentro del sector tradicional.

¿Todo es positivo para el comercio? En opinión de algunos, en absoluto. En primer lugar, porque el consumidor ya da por descontado que durante algunos días va a poder acceder a ofertas especiales, y lo que hace es paralizar sus compras durante los días previos a la espera de disfrutar de los citados descuentos. Así, el presidente de la comisión de Comercio Interior de la Cámara y miembro de la Junta de Afedeco, Pedro Mesquida, no oculta que los establecimientos registran una bajada en la demanda durante los días previos al Black Friday.

También el presidente de Pimeco, Bernat Coll, admite que hay empresarios del sector a los que el Black Friday no les gusta nada, al obligar a aplicar descuentos cuando comienza la campaña navideña, es decir, en unas fechas en las que el consumo está asegurado y no son necesarios incentivos.

Este argumento es especialmente esgrimido por el presidente de Pimem-Comercio, Toni Sampol, que subraya el deterioro que esta celebración conlleva en las ventas navideñas, al obligar a los pequeños establecimientos a entrar en una guerra de descuentos en la que además les resulta imposible competir con las grandes superficies. El resultado para el comercio tradicional es sufrir un incremento de sus costes, al tener que asumir campañas publicitarias específicas y ampliar su horario tradicional, según Pimem.

En cualquier caso, la opinión de Mesquida y Coll es mucho menos negativa que la de Sampol, y los dos primeros se suman a las voces que valoran la importancia que estas jornadas han adquirido para el sector. Así , desde las patronales Afedeco y Pimeco se asume que resulta muy complicado luchar contra este tipo de inercias, de ahí que el diseño de su campaña navideña contemple ya el Black Friday como punto de partida y se haya preparado una promoción específica para Palma, en colaboración con el Consistorio y con el Govern, a desarrollar durante los días 25 y 26. Eso explica su insistencia en que el encendido de las luces ornamentales coincida con el ´viernes negro´, algo que ha generado este año fuertes tensiones con el Ayuntamiento al retrasar éste la medida al 3 de diciembre.

Efecto positivo

Según el presidente de Afedeco, Rafael Ballester, el Black Friday es eminentemente positivo para el conjunto del comercio.

"Es una moda que ha llegado para quedarse -alega-, y lo que debemos hacer es ser capaces de aprovecharla y saber incentivar la visita de nuestros clientes". Ballester pone un ejemplo: la expectación que tradicionalmente había durante el primer día de rebajas, con colas ante algunos grandes comercios, ha desaparecido con la crisis. En cambio, el presidente de Afedeco pone de relieve que esta expectación de los consumidores se ha trasladado al ´viernes negro´, como ha quedado reflejado en ediciones de años anteriores.