Primera crisis en el seno del Govern Armengol. La aprobación el pasado viernes de las cuentas de Balears para el año 2017 se produjo tras una fuerte disputa entre el conseller de Medio Ambiente, Vicenç Vidal (Més), y la consellera de Hacienda, Cati Cladera (PSIB), que provocó que los representantes del partido econacionalista abandonaran la mesa en la que se votan y firman las decisiones del Govern, presidida por Francina Armengol.

Según corroboran fuentes del Govern, la "bronca monumental" -como la describen- comenzó cuando Vicenç Vidal reprochó a Cati Cladera la asignación que ha recibido para impulsar políticas de Medio Ambiente. Su Conselleria contará en 2017 con un total de 205,6 millones de euros (un 13,7% más), uno de los incrementos más fuertes del presupuesto, con el que Vidal logra para la conselleria de Medio Ambiente la dotación más alta en años.

El conseller de Més, no obstante, considera los fondos insuficientes. Obtiene vía ecotasa dinero para inversiones clave en saneamiento, pero no recibe lo preciso para cumplir los compromisos adquiridos con grupos como los ecologistas del GOB, que han llegado a amenazarle con manifestarse si no se destinan más recursos a áreas tan castigadas por los recortes del Govern Bauzá como la protección de parques naturales. Aunque el malestar no es solo por el presupuesto, sino que se ha ido alimentando durante meses con los bloqueos por parte de Hacienda de partidas de gasto en empresas de Medio Ambiente como Ibanat, la responsable de la protección de los espacios naturales.

En este contexto, el conseller Vidal, que hasta ahora siempre había tenido una relación personal muy cordial con Cladera, estalló el viernes, cuando formuló sus objeciones de forma "vehemente y fuera de lugar", según opinan testigos cercanos al PSOE, que insisten en que estas cuentas llevan consensuándose desde el verano y el viernes solo se votaba su aprobación formal. El Consell de Govern llegaba además horas después de que el jueves se salvase el escollo más temido, Podemos, que este año sí ha participado en todas las negociaciones y ha dado luz verde a las cuentas.

Con la resaca feliz del éxito en la negociación más temida, Cati Cladera se encontró el viernes ante una escena inesperada. El enfrentamiento, descrito por fuentes de ambas facciones como muy duro, se enconó cuando las otras dos conselleras de Més presentes (Fina Santiago y Ruth Mateu) salieron en defensa de su compañero de siglas. La tensión se disparó y la consellera de Hacienda, que lleva meses de complejas negociaciones y equilibrios políticos para cuadrar las cuentas públicas con más dinero de la historia, acabó rompiendo a llorar, mientras los tres representantes de Més se iban airados del Consell de Govern. El cuarto conseller del partido, su líder y vicepresident del Govern, Biel Barceló, no estaba: tenía reunión en Barcelona con Oriol Junqueras, vicepresident de Cataluña.

Ayer, fuentes cercanas a Hacienda le quitaban hierro al episodio, que achacan solo a una pataleta de último momento, toda vez, subrayan, que sobre la mesa estaba ya la versión final de unas cuentas respaldadas dentro del Govern por Més y PSOE, y fuera de él por Podemos. Otras fuentes socialistas del Govern, en cambio, creen que esta crisis lleva toda la legislatura larvándose. Su hipótesis es que en Més sienten su visibilidad política amenazada por el protagonismo tomado por Podemos en el control externo de la acción de Govern, mientras Més hace de aliado fiel y responsable, y comparte desgaste con el PSIB.

La crisis está servida, aunque ayer la consellera Cladera y una de las participantes en el plante, Fina Santiago, se fotografiaban juntas con el líder de Podemos, tras firmar otra vez el acuerdo de las tres formaciones para los presupuestos.