Armengol se enfrenta hoy a la batalla final por el 'no' del PSOE a Mariano Rajoy. La presidenta balear acude a Madrid al Comité Federal de su partido con pocas esperanzas de que sus tesis salgan adelante, pero sin la más mínima intención de dar su brazo a torcer. La secretaria general de los socialistas de Baleares ha sido la única presidenta autonómica socialista que se ha opuesto a dejar gobernar a Rajoy y se ha acabado convirtiendo en la abanderada de esa corriente, que ella sabe minoritaria en el Comité pero de la que está convencida que es mayoritaria entre la militancia del partido. "Si los que vamos al Comité Federal representásemos a la militancia, ganaría el no", insistió en defender ayer Armengol.

La presidenta balear no sólo defenderá que es mejor acudir a unas terceras elecciones que dejar gobernar a Rajoy, sino que si el máximo órgano de decisión del partido se decide finalmente por la abstención, pedirá que se dé libertad de voto a los diputados en el Congreso. Ahí representan a los socialistas de Balears dos personas de la máxima confianza de la presidenta: el mallorquín y exjefe de su gabinete, Pere Joan Pons, y la ibicenca Sofía Herranz. "Nos presentamos a las elecciones diciendo que no permitiríamos un gobierno de derechas. Si nos abstenemos traicionaremos la confianza de los ciudadanos y el PSOE tendrá un problema grave", defendió ayer mismo Armengol en una entrevista en la emisora catalana de radio RAC1.

Si, como se prevé, se impone la abstención, quedará por resolver el sentido del voto de los diputados de Baleares en el Congreso, cómo queda la relación entre el PSIB y el PSOE y también entre la presidenta y sus socios del Pacte, Podemos y Més, que hasta ahora la han aplaudido en su guerra. Por el momento, desde Podemos, donde se asume un nuevo Gobierno de Rajoy, se ha planteado la revisión de los acuerdos de gobernabilidad para blindarlos, pero no está claro que los podemistas no vayan a revolverse si, finalmente, los socialistas se abstienen.

Pulso desde las elecciones

La batalla de Armengol que ahora llega a su fin se inició a los pocos días de pasar por las urnas el 26-J. En Balears, los socialistas habían salvado los muebles: habían mantenido sus dos diputados de diciembre y recuperado cerca de 5.000 votos respecto a las últimas. Sin embargo, la presidenta alertó desde el primer minuto del escenario que se avecinaba, con un PP más cerca de la mayoría y con toda la presión sobre el PSOE para evitar unas terceras elecciones. Por ello, el seis de julio dio su primer paso, planteando a Pedro Sánchez en Ferraz una tercera vía a la de la abstención o las terceras elecciones: que él lo intentara con Podemos y los partidos nacionalistas catalanes y vascos. Su planteamiento no sólo descolocó al resto de barones socialistas sino que tuvo que sufrir la embestida del presidente de Aragón, Javier LambánJavier Lambán, que tachó la postura de la balear como "producto del viento de Tramuntana", declaraciones por las que el aragonés tuvo que acabar disculpándose.

Esa misma semana llegó el primer cónclave del PSOE después del 26-J. En el Comité Federal, Armengol tomó la palabra para defender ante barones como Susana Díaz la "alternativa de izquierdas". Ahí, ante la atención de Sánchez, que encontraba en la balear su principal aliada, otros líderes territoriales se sumaron a su discurso: el catalán Miquel Iceta y el castellanoleonés Luís Tudanca.

Fiel a Pedro Sánchez

Cuando el acuerdo entre el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, y Mariano Rajoy, redobló la presión sobre los socialistas por su abstención, Armengol insistió en defender su vía incluso ante el Rey. Con esa defensa cerrada, la presidenta balear logró desactivar las amenazas de sus socios de Podemos e incluso los líderes nacionales de la formación, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, la dejaron explícitamente al margen de las críticas a otros miembros del PSOE.

Armengol permaneció fiel a Sánchez en el momento en que, tras las elecciones vascas y gallegas, los críticos forzaron la dimisión de media Ejecutiva. En el Consell Polític previo al Comité Federal que enterró definitivamente al secretario general, la líder del PSIB se reafirmó en su apoyo a Sánchez y señaló a los críticos por "querer un Gobierno del PP".

La presidenta balear llegó al tormentoso Comité Federal arropada por simpatizantes con gritos de "ánimo compañera". Tras naufragar sus tesis en el cónclave, Armengol abrió una nueva puerta: que la militancia se pronunciara sobre si prefería volver a las urnas o que gobernara Mariano Rajoy.

Enfrentamiento con la cúpula

Lejos de eso, las últimas semanas han transcurrido con el nombrado presidente de la gestora, Javier Fernández, hablando abiertamente de la abstención en los medios de comunicación. Disgustada con ello, Armengol mantuvo un tenso encuentro con el asturiano en los actos del Día de la Hispanidad que acabó en una acalorada discursión. Según ha confesado la presidenta, desde que Fernández está al frente del partido no se ha reunido formalmente con ella ni una sola vez.

A falta de que la gestora haya consultado a la militancia, la líder de los socialistas de Balears ha preguntado por su cuenta a sus bases mediante asambleas en las agrupaciones y ha recibido un respaldo cerrado y prácticamente unánime al 'no' a Rajoy. "Defenderé lo que han decidido los socialistas de Baleares. Hemos hecho asambleas por todo el territorio y hemos decidido que de ninguna manera se dejará gobernar al PP", planteó ayer mismo, a menos de 24 horas para el Comité Federal definitivo. Con ese apoyo de los suyos, Armengol librará hoy su batalla final.