Pese a que por su número los argelinos que viajan en patera suponen una parte muy pequeña de la inmigración ilegal que entra en Mallorca, el coste económico de los operativos de búsqueda y devolución a su país es muy elevado.
Cuando se detecta la llegada de una patera a las costas de Mallorca, por lo general en una cala recóndita del sur de la isla, la Guardia Civil se ve obligada a poner en marcha un gran operativo de búsqueda para localizar a sus ocupantes. Decenas de patrullas recorren a pie el litoral de la isla, mientras que las patrulleras de la Guardia Civil del Mar y el helicóptero revisan la zona.
Los inmigrantes son detenidos y fichados en los cuarteles de la Guardia Civil antes de ser entregados a la Policía Nacional. La Brigada de Extranjería se encarga de tomarles declaración con asistencia de abogados antes de conducirles a disposición judicial.
Por lo general, el juzgado ordena su traslado a un centro de internamiento de extranjeros. Como en Mallorca no hay ningún establecimiento de estas características, los detenidos tienen que ser trasladados en vehículos especiales, con vigilancia policial, en barco hasta Valencia o Barcelona. Por ley pueden permanecer 60 días en el centro mientras se resuelve el expediente de expulsión a su país. Si se agota este plazo, quedan libres.
