Nunca entró en las islas tanto dinero en un mes de agosto. Claro que nunca convivieron en las islas tantas personas en un mes de agosto. Y ambas claves van unidas. Lo dejaban claro ayer los datos de facturación turística del Instituto Nacional de Estadística, una aproximación a la realidad económica a través de la Encuesta de Gasto Turístico, en la que se documenta que, pese a que este año disminuyó la cantidad que gasta de media cada turista, aumentó con fuerza la recaudación total en los negocios baleares. ¿Cómo es posible? Pues porque las islas estuvieron más llenas que nunca, en este verano de la saturación turística y el éxito de caja.

Balears ingresó así en agosto más que ninguna otra comunidad, 2.505 millones de euros. Muchísimos: son un 2,6% más que en el agosto de 2015, el del anterior récord. Y ya van unos cuantos máximos históricos que caen: desde el año 2009 la cifra de facturación en temporada alta de las islas no cesa de crecer, pese a que el gasto medio por viajero se mantiene estable. Otra constatación de lo mismo: Balears solo mejora su rentabilidad a costa de meter más presión humana en un archipiélago al límite de su capacidad (y al límite de la paciencia y resistencia al agobio de gran parte de la población, reflejada en encuestas como el último Ecobarómetro de Tirme y La Caixa).

Con percepción de agobio o sin ella, el caso es que el lucro del turismo crece. Tanto que quienes abogan por seguir aumentando la llegada de turistas tienen en sus manos un nuevo dato de relumbrón: desde 2009, y en plena crisis económica y laboral española, la facturación del sector turístico en agosto ha aumentado en 820 millones, al pasar de los 1.685 millones de euros del agosto de 2009 a los 2.505 millones de este ejercicio. Y eso es un incremento de la facturación del 48%, crisis económica y laboral mediante.

El fenómeno no es exclusivo de agosto. Se repitió en julio, que este año fue de hecho el mes de mayor facturación turística de la historia balear, 2.590 millones de euros, un 9% de subida respecto al récord de julio de 2015. Y otra vez lo mismo: como en agosto, los récords se suceden en julio desde el año 2008. La crisis no se notó nunca en la facturación del turismo, aunque sí en las cifras de paro y salarios. Si se echa la vista atrás, el resultado en julio arroja un avance aún mayor que el de agosto: los ingresos turísticos de las islas eran en julio de 2009 de 1.581 millones, frente a los 2.590 de este año, mil millones de caja adicional que, sumados a los 820 de crecimiento de la facturación en agosto, dejan en Balears un aumento del flujo de euros de 1.829 millones en apenas dos meses de verano. Es decir, los ingresos del sector turístico en los principales meses de temporada alta han crecido un 55% entre 2009 y 2016. ¿Mucho? Sí. Y más si se compara el incremento de los ingresos empresariales con la evolución de los sueldos, que pueden ver en la información que hoy pública este diario en la página 7: “Los salarios de los baleares siempre pierden”.

El resultado es que la facturación crece al mismo ritmo que el agobio turístico, mientras la estacionalidad se mantiene casi invariable. Al menos la parte que se mide en euros. En julio y agosto, el turismo de Balears ha ingresado este año 5.095 millones de euros, el 52% de la facturación total de lo que va de año, que son ya 9.722 millones de euros. Con la que la estacionalidad avanza: en 2009, julio y agosto suponían un poco menos de la mitad del negocio (un 48%, frente al 52% actual, siempre según datos de la Encuesta de Gasto Turístico).

La avalancha como modelo

Con lo que el negocio turístico crece de la mano de la avalancha de turistas, con el efecto secundario asociado de que el sector depende cada vez más de julio y agosto. Se cumplen así los temores de algunos de los economistas más reconocidos de las islas, que ya en 2008 lamentaban que el turismo solo estaba siendo capaz de crecer por la vía de aumentar el volumen de clientes, agotando así cada vez más los recursos naturales de unas islas precisamente limitadas por su insularidad. De ello hablaban por ejemplo catedráticos de económica como Eugeni Aguiló o Antoni Riera, hoy director de la Fundación Impulsa (que reúne a Govern con empresarios para buscar alternativas de crecimiento y competitividad para Balears). Curiosamente, los vaticinios económicos de ayer son los argumentos ecologistas de hoy, como se ha visto en un verano en el que las plataformas de protección de la naturaleza han llegado a urgir el establecimiento de límites de plazas turísticas en unas islas que solo saben crecer vendiendo más camas, con la avalancha como modelo económico.