-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: “¿Todo sobre Palma y Palma sobre todo?”
-La he radiografiado en un fresco monumental, pero Palma da para muchas más novelas. He reflejado el pozo del alma humana, tomando de Luces de bohemia el recurso de mezclar hechos de épocas diferentes. En mi caso, de 2008 a 2014.
-¿Cómo se trabaja con trescientos personajes?
-El germen fue un cuento breve con sesenta personajes. A partir de esa situación embrionaria, muchos paseos matutinos para conocer la ciudad, fichas con las características de los personajes, y el tejido de una telaraña que conectara a la mayoría de ellos. He leído mi novela unas cincuenta veces, aun así debe quedar algún error.
-Solo he advertido un error, donde su Cristòfol Fiol pasa a ser el expresident Cristòfol Soler.
-Se debe probablemente a que Cristòfol Fiol era en principio Cristòfol Soler, y le cambié el nombre para que no lo asociaran con el político. Aquí se debió colar.
-¿Gabriel Escarrer sale en ‘La ciutat de les ànimes’?
-También es Riu, Fluxá con su yate o Barceló. El hotelero tipo mallorquín, no uno en especial.
-Hoteleros, periodistas, no siempre personas reales.
-Alguno se identifica perfectamente, pero los adulteraba porque no me interesaba que la atención del lector se centrara en localizarlos. Mis personajes son genéricos, aunque me he permitido alguna pequeñas vendetta, pulla o prototipo.
-¿Alguien se le ha quejado?
-Corren rumores y mitos urbanos pero, los nombres que me han dicho, van muy equivocados.
-¿Usted es Pere Barceló, el escritor frustrado de su novela?
-Pensé que la gente entendería que, si soy capaz de reírme de mí mismo, también es permisible el juego literario de ironizar sobre los demás. En la novela he suprimido alusiones, porque mi intención no era polemizar, sino encontrar un reflejo de Palma.
-Crea personajes miserables, pero les perdona.
-No les perdono, los maltrato bastante, pero la sociedad no les hace pagar y no he querido moralizar. Si se archiva una causa contra Matas, me indigno, pero no me siento culpable.
-¿No será que es usted demasiado buena persona?
-No soy un canalla, me considero más buena que mala persona y como profesor intento ser ejemplar. También tengo mis defectos, y me alarma que la gente no vea los suyos. Todos comemos y cagamos.
-El premio Ciutat de Palma era inevitable.
-El premio tiene una casuística muy extraña, y nunca puedes confiar. Está el jurado, los gustos literarios. He ganado bastantes, y siempre tienes esperanzas.
-Un señor premio de 26 mil euros, que usted censuró cuando era bilingüe.
-Boicoteé el premio cuando era bilingüe. Soy profesor de castellano, pero también un chico de pueblo, de Binissalem. Amo la lengua catalana, que necesita protección por su situación de desventaja. Y en esencia, el Ciutat de Palma es un premio pensado en catalán.
-Luis Sánchez-Merlo ha comparado su Binissalem natal con la Toscana.
-Viví allí hasta los seis años y pasé las vacaciones. El Binissalem que yo he conocido es idílico y mitificado, por lo que una novela sobre mi pueblo natal se parecería a la Palma de Llop, más romántica e idealizada que la mía.
-En su Palma siempre llueve.
-Quise sorprender al lector apartándome de la Palma luminosa, llena de color, para hacer una metáfora de la parte oscura que todos tenemos. El alma negra necesitaba un ambiente otoñal.
-Hablando de agua, es usted el único usuario del Metro.
-Soy un gran usuario del Metro, vivo en Son Sardina. Me gusta mucho pasear por Palma, el coche es un dolor de cabeza que solo utilizo si no queda remedio. Y cuando sabes usarlo, el transporte público es una maravilla.
-Pinta una ciudad dominada por lo inmobiliario.
-El mundo actual es el negocio, todo lo convierte en una inversión. Estamos en manos de banqueros, de gente con mucho poder y dinero que trabajan para perpetuar la sociedad que han creado.
-Da clases a deportistas de élite, que solo tienen la cabeza en el músculo.
-Son muy voluntariosos, porque apenas les queda tiempo. Después de seis horas de entrenamiento, no puedes exigirles tres de estudio y darles tarea.
-Antes estuvo en el instituto de s’Arenal.
-Seis años, posiblemente el centro más duro de Mallorca. Si hay una similitud con el Bronx, está allí. Visto en positivo, te curte.
-En Palma nos conocemos todos, decía Cañellas.
-”Palma es un pañuelo”, dice uno de mis personajes. No identificas las caras por las calles, pero establecerías de inmediato la conexión con alguien conocido.
