El sacerdote Norberto Alcover, que ese domingo por la mañana oficiaba la misa de la iglesia de Sant Miquel, explicó que tuvo que interrumpir la ceremonia al detectar la entrada de un grupo de manifestantes. Se fijó en la pancarta, pero no pudo leer las consignas. Detalló que un grupo de feligreses salió al paso a los manifestantes y evitó que llegaran hasta el altar. El sacerdote habló de "forcejeo", entre ambos grupos, pero destacó que en ningún momento hubo violencia.

El testigo explicó también que decidió reanudar la ceremonia religiosa cuando comprobó que los jóvenes proabortistas ya habían abandonado el templo. En ese momento pidió a los asistentes a la misa que rezaran por los jóvenes porque también "son hijos de Dios". La misa terminó sin más sobresaltos.