Bankia y Banco Mare Nostrum, la entidad de la que forma parte la antigua Sa Nostra, iniciaron ayer el proceso de fusión, una operación de enorme trascendencia en Balears que afectaría al que es todavía su primer banco minorista, con 155 oficinas y todo el peso histórico de la antigua caja de ahorros. El anuncio oficial se produjo a las 18.49 horas mediante la preceptiva comunicación a la Comisión Nacional del Mercado de Valores.

Las dos entidades de crédito participadas mayoritariamente por el FROB, el fondo de restructuración bancario creado por el Estado tras las crisis de 2008, la antigua Sa Nostra en un 65% y Bankia en un 64%, se reunieron para poner en marcha las medidas necesarias para la operación, que se cerrará, según los plazos marcados inicialmente, en 2017, y será una realidad efectiva a principios de 2018, según las fuentes consultadas ayer. De la unión de las dos entidades saldrá uno de los bancos más potentes de España, el cuarto, un gigante que tendrá más de 2.500 oficinas y 17.350 empleados en todo el territorio. El objetivo del Gobierno sería recuperar la mayor parte de las ayudas públicas utilizadas para el rescate.

La necesidad de iniciar el proceso de desinversión del Estado en BMN, incluso antes de que se forme el nuevo Gobierno, está directamente relacionada con el compromiso español adquirido en Bruselas de privatizar esta entidad antes de 2017.

Para Bankia la ventaja de la fusión, que además debería aprobar la Unión Europea, sería su entrada en mercados que tuvo que abandonar como consecuencia de su nacionalización, como Balears, Murcia o Granada. La contraprestación es el precio que deberá pagar, no más de 1.000 millones de euros.

Se trataría en todo caso, previsiblemente, de una absorción, han señalado los expertos, dado el tamaño de Bankia, cuyos activos superaban los 203.500 millones a cierre de junio, frente a poco más de 40.600 millones de BMN, informó ayer la agencia Efe.

Además, teniendo en cuenta que Bankia es el resultado de la fusión de Caja Madrid, Bancaja y otras cinco cajas más, su volumen de créditos ronda 116.500 millones, muy superior a los cerca de 23.500 millones de BMN, fruto de la unión de Sa Nostra, Caja Murcia y Caja Granada.

La operación elevaría de este modo de forma muy importante el volumen de activos de la entidad y llevaría su cuota de mercado bancaria hasta el 10%, frente al 8% que Bankia tiene actualmente. Ocuparía el cuarto puesto del ránking de la banca española por detrás de Santander, BBVA y CaixaBank, pero ampliaría distancias respecto a Sabadell y Popular.

Tanto BMN como Bankia fueron ayer muy prudentes e insistieron en que, a fecha de hoy, la fusión es exclusivamente una actuación de estudio sin que, hasta el momento, se haya tomado decisión alguna para que la mencionada transacción se lleve a cabo, aunque el compromiso con Bruselas apremia.

La operación que ayer se inició se puso en marcha el pasado mes de junio, cuando el Fondo de Restructuración, dependiente del Ministerio de Economía, planteó la posibilidad a la Unión Europea mediante una consulta.

El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, dijo en aquel momento que la operación tiene mucho sentido desde el punto de vista de negocio. "Somos dos entidades complementarias en la red de distribución de negocio y con un sentido industrial bastante claro, aunque hay que ser muy respetuoso con el interés de los accionistas minoritarios de ambas entidades".

La integración de los dos bancos participados por el Estado constituiría solo el primer capítulo de la operación puesta en marcha ayer de forma oficial. El segundo paso sería la privatización de la gran entidad resultante, aunque para ese proyecto aún no hay plazos.