Cuando un experto indica que va a utilizar "argumentos técnicos", significa que se dispone a engañarte. Este enunciado es válido para juristas o científicos, en orden creciente de peligrosidad. Los miembros más resabiados del Govern se amparan hoy en los tecnicismos, para justificar la estupefaciente retirada de la acusación a Jaume Matas en piezas clave del Palma Arena.
A consecuencia de este error no forzado, sino provocado por la torpeza de las políticas implicadas, se resquebraja el triunvirato del Govern. El trío en cuestión nunca fue PSOE-Més-Podemos, por la dejación de responsabilidades de Biel Barceló y la inhibición del partido emergente. La troika en la cúpula de la comunidad se compone de Francina Armengol, Pilar Costa y Fina Santiago. En solo una semana, un sicalíptico discurso ante el Parlament, la retirada de la acusación a Matas y la reforma unilateral de Son Dureta han colocado en el disparadero al matriarcado balear.
Imaginar que un profesor puntilloso como Lluís Segura no pidió como mínimo la autorización de Costa, infringe los postulados de la lógica elemental. Sospechar que la consellera ibicenca absuelve a Matas sin consultar previamente con Armengol, equivale a decir que el entrenador del Madrid no consulta la alineación con Florentino.
Y una vez deglutidos los "argumentos técnicos" que no han convencido ni a los adeptos, cabe preguntarse si Segura se reunió con el fiscal Pedro Horrach en una terraza del Born palmesano, y cuál fue el contenido de la conversación. El Govern debe aclarar asimismo si se ha dejado influir por el ringorrango de los implicados, una especie de banquillo de las black cards a la mallorquina.
Tras el engaño estrepitoso del Govern a los ciudadanos, se ha difundido asimismo la especie de que la retirada de las acusaciones en la Ópera y el palacete recibiría la contrapartida de una imputación de la cúpula de Génova, a cargo del ministro de Aznar. Esta humorada empeora los argumentos técnicos. El expresident del PP se ha burlado con anterioridad de Horrach en los tres juicios por corrupción a que se ha sometido hasta la fecha. Por fortuna, los jueces respectivos han sido más duchos que el acusador.
El empirismo, que también es fuente de Derecho, señala que Matas nunca confesará ni entregará documentación comprometedora. Ahora resulta que recibió un sobre de Génova con las instrucciones corruptas de Son Espases. ¿De repente se cree Miguel Strogoff, el mensajero de Rajoy? Urge que Horrach pase al ejercicio privado de la abogacía que ambiciona, y deje el puesto libre para un funcionario que privilegie el principio acusatorio. La corrupción no reside en benévolas excepciones, como el propio Horrach nos enseñó cuando ejercía su función con convicción. Hace tanto tiempo.
