Las cuatro mujeres y dos hombres acusados de un delito contra la libertad religiosa por interrumpir una misa en la parroquia de Sant Miquel, en Palma, en febrero de 2014 con gritos en defensa del aborto acudirán hoy al encuentro convocado por el obispo Sebastià Taltavull en el Palacio Episcopal cuatro días antes del juicio.

Por este caso que juzgará la Audiencia de Palma a partir del 29 de septiembre, la fiscalía pide que los seis activistas que irrumpieron en la iglesia sean condenados a un año y medio de prisión por un delito contra la libertad de conciencia y los sentimientos religiosos y la acusación particular que ejerce el Obispado reclama cuatro años de cárcel para cada uno.

El encuentro de mañana se producirá después de que el obispo administrador apostólico de Mallorca, Sebastià Taltavull, hiciera el martes pasado "un llamamiento al diálogo" en una carta dirigida a los acusados y propusiera una reunión "que permita el reconocimiento de una acción no adecuada" y "con la intención de encontrar la mejor solución al caso".

"Os espero con la mano extendida", concluía el escrito de Taltavull.

Al día siguiente, los acusados respondieron que acudirán al encuentro "partiendo de una posición clara y comprometida con los derechos de las mujeres" y "para intentar llegar a un acuerdo", si bien añadieron que su actuación "no fue ningún acto criminal".

Consideran que la propuesta de un encuentro por parte del obispo supone "una prueba clara" de que se trata de "un caso político".

"La acción de la iglesia de Sant Miquel no fue ningún acto criminal, fue una respuesta política a una situación política: la contrarreforma de la Ley el Aborto", reiteraron.

Aunque acudirán al encuentro de hoy por la tarde en el Palacio Episcopal, los acusados seguirán adelante con la campaña para recabar apoyos públicos y mantienen además la convocatoria de una manifestación el próximo miércoles.

Los hechos ocurrieron a mediodía del 9 de febrero de 2014 en la parroquia palmesana de Sant Miquel, donde los acusados entraron diez minutos después de que comenzara la misa, en un grupo de una treintena de personas, "con el propósito de interrumpir la eucaristía", según los escritos de acusación.

Causaron un "gran alboroto" y avanzaron por el templo con una pancarta con el lema "Fuera rosarios de nuestros ovarios, aborto libre y gratuito" y con gritos alusivos al tema.

Desde el inicio del proceso, el Obispado se ha mostrado dispuesto a retirar la acusación si se reconocía que se había actuado mal entrando en la iglesia.

A un menor que formaba parte del grupo de la protesta y que también fue identificado y condenado tanto por el Juzgado de Menores como por la Audiencia, la defensa del Obispado volvió a ofrecer la retirada de la acusación en este proceso contra la libertad religiosa y no se aceptó.