Sin acuerdo. Así ha acabado la reunión de esta noche entre el obispo Sebastià Taltavull y las cuatro mujeres y dos hombres acusados de un delito de libertad religiosa por interrumpir una misa en la parroquia de Sant Miguel, en Palma, en 2014, con gritos en defensa del aborto.

En el encuentro, que ha tenido lugar en el Palacio Episcopal, los activistas han comunicado al obispo que no se van a retractar porque consideran que su protesta fue legítima. Para ellos, su acto fue contra la institución, no contra ningún individuo. Al no aceptar los términos, el Obispado no retirará los cargos ni pedirá reducción de condenada para el juicio que se celebrará el próximo jueves.

Para ese proceso, la fiscalía pide que los seis jóvenes que irrumpieron en la iglesia sean condenados a un año y medio de prisión por un delito contra la libertad de conciencia y los sentimientos religiosos y la acusación particular que ejerce el Obispado reclama cuatro años de cárcel para cada uno.

A la reunión de hoy han asistido los seis activistas, el obispo Sebastià Taltavull, el provicario general, Nadal Bernat; y el vicario general, Antoni Vera.