Olga Delgado, farmacéutica de formación que ha realizado los preceptivos cuatro años de la especialidad de farmacia hospitalaria, es la jefa de la botica de Son Espases, un servicio central que hace que el resto de los servicios médicos del hospital funcionen con normalidad.

"Compramos todos los medicamentos que se utilizan en el hospital, tanto los necesarios para los pacientes que están ingresados como los que vienen a retirar enfermos externos. ¿Nuestro presupuesto anual? Unos 70 millones de euros sobre un presupuesto total del hospital de 365 millones", revela Delgado antes de comenzar la visita a su servicio, un departamento dotado de grandes robots, armarios dispensadores de fármacos en cada planta y de laboratorios donde elaboran sus propias fórmulas magistrales o realizan de manera personalizada dosificaciones inexistentes en el mercado para pacientes infantiles.

Si en 2015 su presupuesto se disparó al tener que hacer frente a los carísimos tratamientos contra la hepatitis C -nueve millones de euros solo en este concepto-,este año el dispendio va a bajar al aplicarse el techo de gasto establecido por el Gobierno central con las farmacéuticas suministradoras. "Antes, cada tratamiento costaba por encima de los treinta mil euros. Ahora pagaremos entre doce mil y quince mil", detalla.

En torno a un 60% de este presupuesto total se gasta en los medicamentos que se dispensan a los pacientes externos, un 25% en los fármacos oncológicos y hematológicos que se dosifican, por seguridad del enfermo ante sus abundantes efectos secundarios, en el hospital de día, y el 15% restante en los tratamientos que se dan a los pacientes hospitalizados, desgrana a grosso modo la jefa del departamento.

La manipulación de estos medicamentos oncológicos así como la de otros inmunosupresores (fármacos que obstaculizan las reacciones inmunes del cuerpo, que por lo general se administran después de un transplante de órgano para prevenir el rechazo), por su peligrosidad, se realizan en las dos cabinas de seguridad biológicas ubicadas en este servicio, a escasos metros del hospital de día al que acuden los pacientes a recibir sus tratamientos de quimioterapia.

"La medicación para los enfermos ingresados no es, ni mucho menos, el gasto más importante. La parte del león se la lleva los carísimos fármacos que los propios pacientes vienen a recoger aquí. Los tratamientos para la hepatitis C, el sida, la artritis reumatoide o la esclerosis múltiple", elabora una improvisada clasificación de los medicamentos más caros.

Aunque la medalla de oro recae en algunos tratamientos dispensados a pacientes pediátricos con enfermedades raras cuyo coste, revela la jefa del servicio, puede llegar a ascender a 300.000 euros anuales. No sabe precisar a cuántos pacientes de estas características surten de estos fármacos sin los cuales no sobrevivirían, pero sí calcula un gasto anual en este concepto de "uno o dos millones".

También resalta Delgado que su farmacia tan solo dispone de una sola marca por principio activo. De todos los fármacos contra el colesterol existentes en el mercado, la botica de Son Espases dispone de uno: "Elegimos el que tenga más evidencia clínica de eficacia, el que ofrezca más seguridad para el paciente y, por último, también tenemos en cuenta su precio. Estos son los tres criterios que seguimos para optar por uno u otro".

Esta elección se hace de manera mancomunada en la comisión de farmacia, un órgano formado por unas dieciséis personas en la que tienen representación médicos, farmacéuticos, personal de la Administración y directivos del IB-Salut.

Un mismo fármaco

"También suele participar en esta comisión el director general de Farmacia pero el actual, Benito Prósper, que es licenciado en Derecho, ha renunciado a hacerlo", revela Pere Ventayol, jefe de sección del servicio y mano derecha de Delgado que sí participa en la decisión de qué medicamentos se dispensan en todos los hospitales públicos de las islas. "Un hospital no puede dar un fármaco diferente al del resto de la comunidad", razona.

El sistema de distribución a los pacientes hospitalizados también debe cumplir unos estrictos parámetros de seguridad. "El médico especialista prescribe el tratamiento aunque toda prescripción ha de ser validada por los farmacéuticos de este servicio", recalca su máxima responsable, que añade que "alimentamos el sistema informático", en referencia a que, en los programas informáticos del hospital todo fármaco lleva la información de su correcta dosificación realizada por estos profesionales.

El 90% de los medicamentos que se van a utilizar con los enfermos hospitalizados se encuentran en los 24 armarios de dispensación diseminados por todo el centro sanitario, uno por planta. "Estos armarios, de uso exclusivo de las enfermeras de cada planta y de la supervisora, tienen un sistema de apertura segura mediante huella dactilar. Y cuando un medicamento es retirado salta una alarma que nos informa de que el fármaco ha sido dispensado así como de la obligación de reponerlo para el día siguiente", explica Iciar Martínez, boticaria especializada en cardio y neurovascular.

El recorrido por este servicio de Farmacia llega a la zona en la que los pacientes externos van a recoger sus fármacos. Allí son atendidos por una farmacéutica y sus medicamentos llegan a través de un tubo neumático que conecta con un gran robot donde están guardados los fármacos que se gastan cada mes, medicamentos valorados en unos tres millones y medio de euros, calcula Delgado. En el almacén donde está instalado este gigantesco robot, su supervisora, Ana Contreras, sintetiza lo que constituye su trabajo: "Reponemos fármacos, controlamos caducidades y atendemos pedidos de todos los recursos sanitarios del área de Ponent".

El recorrido por esta megafarmacia concluye en el área donde se elaboran las fórmulas magistrales que, como refiere su responsable Catalina Perelló, se realizan para cubrir las necesidades pediátricas de fármacos inexistentes en el mercado en una adecuada dosis para los pacientes menudos. "Omeprazol jarabe para niños", sorprende Perelló al responder qué medicamento es el que más habitualmente elaboran de manera personalizada.

Aquí también se hacen las bolsas de alimentación parenteral que contienen las proteínas, grasas y azúcares necesarias en una dieta diaria para los enfermos recién operados que no pueden alimentarse por sus propios medios o para los dos pacientes domiciliarios que, en estos momentos, dependen de ellas para su subsistencia y que vienen a retirar cada semana.

Y así concluye esta somera visita a una Farmacia que funciona las 24 horas del día, los 365 días del año. Que cuenta con una plantilla de más de ochenta personas, 26 de ellas farmacéuticos. Que atiende las demandas de los 16 centros de salud de su área de influencia (Ponent) así como la de sus recursos sociosanitarios -la residencia de la Bonanova, el Llar d'Ancians, el Hospital General y el Psiquiátrico-. La mayor farmacia de Balears.