Fue un debate de gris. Al menos en contenido. "Sin sentimiento ni emoción", llegó a asegurar el portavoz de El Pi, Jaume Font. Lejos de ser una afirmación poética, era el diagnóstico perfecto para lo que fue la intervención de la presidenta del Govern, Francina Armengol, en el debate de política general. "No se ha visto un Pacto entusiasmado con su presidenta", explicó tras el discurso el veterano político y líder regionalista. Con escasos anuncios y demasiadas consignas poco novedosas, la líder del Ejecutivo pronunció un discurso plano, ausente de la vehemencia que caracteriza su oratoria y que no logró motivar ni a los suyos.

Lo más destacado de la jornada parlamentaria de ayer, más allá de la tribuna, fue la pasividad de la bancada de los partidos del Pacte. El síntoma más significativo de lo que fue la intervención de ayer de Armengol fue que el primer aplauso tardó cerca de media hora en llegar. La presidenta arrancó las primeras palmadas de los diputados socialistas cuando contrapuso su modelo de "crecimiento inclusivo" al del anterior Govern que "olvidaba el bienestar". Fue un aplauso tímido y poco convencido que inició el portavoz parlamentario del PSIB, Andreu Alcover, y que siguieron dudosos sus compañeros de filas. De hecho, las dudas del resto de diputados socialistas en acompañar a su portavoz arrancó las risas y los chascarrillos de los parlamentarios del Partido Popular.

Sin mucha más entrega, volvió a aplaudir la bancada socialista cuando Armengol arremetió contra el Gobierno de Rajoy por "estar en funciones para lo que quiere". Y hasta ahí los aplausos durante el discurso. El último fue el de clausura: cuando la presidenta finalizó su intervención. Ahí todos los diputados de los partidos del Pacto aplaudieron. Hasta ese momento ningún diputado de Més o Podemos se había inmutado en la sesión. En la pretendida ovación final, mientras que los miembros del Govern y los diputados socialistas se levantaron, los de Podemos y Més permanecieron sentados en sus escaños.

A excepción de una pausa para beber agua, Armengol pronunció de carrerilla los 50 minutos que duró su discurso. No se detuvo ni ante los escasos aplausos que le brindaron los suyos ni ante las risas y comentario de la bancada del PP. Los populares no sólo se rieron de la timidez con que los socialistas aplaudían a la presidenta; también rieron con ironía cuando la líder del Ejecutivo, tras repasar los datos positivos de crecimiento económico, aseguró que no quería hacer "un discurso triunfalista" o cuando dijo que no recurriría al "Madrid me mata" para acusar de la situación financiera al Gobierno de Mariano Rajoy.

En cualquier caso, el debate lo protagonizaron las caras largas de los diputados, a los que el discurso de la presidenta no logró prácticamente ni inmutar.

No sólo la PAH puso el color

La monotonía del primer día de debate de la comunidad la rompieron los miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) que, ataviados con sus camisetas naranjas, se hicieron oír dentro y fuera del Parlament, a cuyas puertas se concentraron varias decenas de manifestantes.

Los miembros de la Plataforma acudieron para denunciar la falta de respuesta a las familias desahuciadas, para pedir que no se penalice a las familias okupas y para reclamar la destitución de la presidenta del Institut Balear de l'Habitatge (Ibavi), contra quien dirigieron sus protestas. Desde la calle, con megáfono, leyeron sus reivindicaciones, mientras en los pasillos de la cámara las trasladaron en persona a los grupos y las tramitaron ante el registro.

Además del naranja de la PAH, el otro color que destacó ayer en el Parlament fue el morado. Los portavoces de Podemos, Laura Camargo y Alberto Jarabo, lucieron los colores de su formación. Y no fueron los únicos: el portavoz de Més, David Abril, coincidió también con el color de sus socios.

A las puertas del Parlament, además de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca también estuvo la lluvia, que devolvió el gris al ambiente y que agolpó a los turistas de los alrededores de la Seu bajo los arcos del Parlament.