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Opinión

El PP se pone la camiseta verde

La soprano Marga Prohens se erige en portavoz del Gob, de los sindicatos y de la Assemblea de Docents ante el Govern

La portavoz del PP levanta el dedo índice mientras escucha la dura réplica de Armengol, que le reprochó que votara los recortes de José Ramón Bauzá en la pasada legislatura. B. Ramon

A falta de nada mejor que ofrecer, el PP se enfunda la camiseta verde y le disputa el espacio populista a Podemos. La aversión de José Ramón Bauzá contra los sindicatos, el Gob o la Assemblea de Docents ha evolucionado hacia una confraternización de la derecha con estos apestados. La soprano Marga Prohens se proclamó ayer portavoz de los colectivos citados, recriminó al Govern de Francina Armengol que no atendiera a sus exigencias y le planteó urgencias concretas del grupo ecologista.

Marga Prohens de Bauzá debutó entrometiéndose en la vida privada de Armengol. Le asiste todo el derecho, porque su propia circunstancia es inmaculada. El crimen de la actual presidenta consiste en haberse planteado la adquisición de un palacete, en lugar de hacer efectiva la compra de la vivienda de lujo en el casco antiguo de Palma siguiendo el ejemplo de los dos últimos presidents del PP. A continuación, la portavoz popular efectuó un encendido homenaje a IB3, que no profundizaremos porque aquí no corresponde el periodismo de vísceras.

Metida en harina, Prohens recordó el caso del investigador Daniel Bachiller de Podemos. Bienvenida sea la pureza en el análisis de subvenciones y resultados de los académicos de Balears. Con la exigencia reclamada al biólogo molecular, una tercera parte de los catedráticos de la Universitat serán destituidos por inoperantes, según admiten los otros dos tercios de profesores. La portavoz asaeteó a continuación al titular de Medio Ambiente, "este conseller es un desastre". Quedaría más creíble en un partido que no hubiera promocionado al Govern a Antonio Gómez y a Juana María Camps.

Prohens denunció la debilidad del Govern desde el PP más débil de la historia. Los populares carecen de líder y de una sola opinión propia. De ahí que la portavoz advierta "incoherencias" en el ojo ajeno, sin reparar las vigas incongruentes en el propio. Por ejemplo, cuando plantea las contradicciones turísticas a la presidenta. "¿Sobran o no sobran?, ¿qué turismo quieren?" A continuación, la representante conservadora evita cuidadosamente la respuesta a las preguntas que introduce.

Prohens se hizo el firme propósito de no chillar, pero es superior a sus fuerzas. Declama imperturbable que "tenemos un problema con el endeudamiento, no es nuevo". En fin, el primer problema es que Bauzá dobló la deuda del Govern de cinco a diez mil millones, hasta ser escarnecido como ejemplo negativo por el propio Montoro. El segundo problema es que el expresident balear y compañero de escaño en el Senado de Rita Barberá se personó ayer en el Parlament, destruyendo desde la raíz cualquier espejismo de renovación de su partido.

Con todos los respetos, dejamos de escuchar en cuanto Prohens inició la encomienda de la Ley General Franco de Turismo para Compinches. La profesionalidad tiene un límite. Nos conectamos de nuevo en el turno de Armengol, que acusó a su rival de que "usted levantaba el dedito" en las votaciones de recortes. La erótica expresión es digna de Nabokov en Lolita. En todos los debates, se adjunta en este punto que la presidenta estuvo más vibrante en la réplica que en el discurso inaugural. Es falso, Armengol parece insatisfecha y descontenta. Titubea, vive pendiente de La Moncloa en detrimento del Consolat.

Llegaba así la tercera oradora del día, hasta las catorce horas no compareció el primer varón en la tribuna. Se llamaba David Abril y llevaba corbata, el efecto contagio. Podemos ha cedido demasiado protagonismo al PSOE. En esta línea, Laura Camargo se mostró conciliadora hasta la náusea con el Govern a quien regala diez escaños en cada votación. Dialogante y cooperadora, por lo menos incendió el debate al citar con insistencia a Florentino Pérez, añoraremos a Podemos cuando ya no estén. Por desgracia, se le olvidaron los socios mallorquines de Son Espases. La profesora alcanzó la temperatura de combustión al mencionar a "la banda del PP y los cuarenta ladrones". Recibió una ridícula reprobación del desconocido pero popular Lafuente, por haberse quedado corta en el número de delincuentes. La queja es adecuada, el Parlament donde reinaron Matas y Bauzá no está históricamente preparado para resistir el impacto de la verdad.

Los votantes de derechas somos inasequibles al desaliento. En cambio, los exquisitos votantes de izquierdas tienen derecho a escuchar a Armengol y concluir que nunca más la apoyarán. Claro que después padecen los bramidos de Prohens, y se aferran a un clavo ardiendo con tal de frenar el regreso de los conservadores. El PSOE no tiene soluciones, el PP no tiene remedio. Siempre queda Jaume Font, que golpea el atril mientras se refiere "a los sinvergüenzas de Madrid", con una claridad ausente en los analistas más aventurados. El PP no protestó. La presidenta no salió debilitada, mantiene un poder disuasorio residual sobre aliados y adversarios.

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