Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Análisis: Un Obispo desnortado, por Felipe Armendáriz

Monseñor Javier Salinas Viñals perdió el norte hace meses y lo malo para él, y sus antiguos feligreses, es que sus desvaríos han trascendido y han hecho mucho daño a una Iglesia en horas bajas.

Los no creyentes han disfrutado con una historia de amores prohibidos e imposibles entre un prelado y una devota a la que hizo su secretaria personal, mientras que los católicos, sin llegar a escandalizarse (están curados de espantos), han sufrido por el caso.

Nada de lo que es humano nos es ajeno y podemos ser comprensivos con dos adultos que buscan amor, aunque ellos digan que su ligazón era espiritual. Lo que toda Mallorca vio hace meses, y también captó con claridad el Vaticano, era que el obispo Salinas no podía seguir al frente de la diócesis.

La soledad a la que obliga el forzoso celibato de los sacerdotes y religiosos causa numerosas disfunciones, que tampoco desaparecerían del todo si los consagrados a Dios pudieran casarse o tener pareja. La Iglesia necesita modernizarse, que el celibato sea opcional y abrir la puerta a mujeres sacerdotes. Todos esos pasos se darán, aunque, de momento, las estructuras eclesiales parecen inalterables. Salinas se va a la fuerza y, quizás, sin haber comprendido nada.

Compartir el artículo

stats