El 19 de junio pasado, el obispo Javier Salinas ordenó sacerdote a José Roca, al que posteriormente nombró su secretario. En la misa en la catedral estuvo acompañado por el obispo auxiliar de Barcelona, Sebastià Taltavull, que pronunció la homilía. La presencia del menorquín sorprendió a algunos sacerdotes, pero se vendió como una visita casual.

En realidad, Taltavull vino a Mallorca para dar el ultimátum de Roma a Salinas: debía responder si aceptaba la única salida que se le ha ofrecido -irse de tercer auxiliar a Valencia- o esperar un destino incierto, posiblemente un retiro discreto.

Taltavull acudía de parte del arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, miembro de la Congregación para los Obispos. Este organismo del Vaticano es el que ha investigado la relación de Salinas con su secretaria, Sonia Valenzuela, y las denuncias por "relación impropia" del exmarido de ésta, Mariano de España.

Desde que Diario de Mallorca desvelara el 8 de diciembre de 2015 dicha investigación, el prefecto de la congregación, el cardenal canadiense Marc Ouellet, se ha entrevistado con Salinas en varias ocasiones. El purpurado ha desoído la petición del obispo de Mallorca cesado para permanecer al frente de la diócesis.

Una vez Taltavull hubo apremiado a Salinas para que diera un sí o un no a irse a Valencia, el prelado trató de retrasar su salida efectiva a finales de este año. Tampoco este deseo ha sido atendido por la Santa Sede, que vuelve a confiar en Taltavull para que lidere la transición. Será el nuevo obispo, si quiere, más adelante. Hoy por la tarde Salinas debía presidir la misa en la iglesia palmesana de Sant Miquel, por la festividad de la Mare de Déu de la Salut, pero lo más probable es que ya esté en retirada.