­Sebastià Taltavull se estrenó ayer al frente de la Iglesia Católica de Mallorca, tras la polémica salida del obispo Javier Salinas, apartado por sus relaciones consentidas con una mujer casada (ahora divorciada). El nuevo líder, que ocupa el puesto de administrador provisional del Obispado, presidió ayer la misa de las 11.00 horas de la mañana en el santuario de Lluc.

Taltavull fue recibido por el prior Ricard Janer. Allí mismo empezó a notar el calor de la nueva comunidad religiosa de quien también es obispo auxiliar de Barcelona. El sacerdote menorquín aludió de hecho a sus dos casas, la capital catalana, en la que lleva siete años, y "Mallorca", añadió, antes de añadir en tono de broma que lo primero que uno hace al ir a casa es ver a su madre: "Y aquí estoy viendo a mi madre", en referencia a la figura religiosa que preside la basílica, la Mare de Déu de Lluc, que animó al religioso a hablar de sus vínculos "marianos", tanto de su etapa como sacerdote en Menorca, como en Barcelona y, ahora, en Mallorca .

El tono amable y cercano, con un marcado humor, definió la toma de contacto de Taltavull con lo suyos. El administrador de la diócesis, a la espera de que el papa Francisco I nombre nuevo obispo de Mallorca protagonizo también la ceremonia religiosa de ayer, con un discurso de casi media hora en el que entreveró anécdotas de su vida como sacerdote y seminarista con un llamamiento a la unidad de la comunidad cristiana mallorquina, a la que ofreció su compromiso de "darlo todo".

De la debilidad humana

Taltavull insistió en que llega a Mallorca para servir a los feligreses católicos y a su iglesia. En la misa, el obispo estuvo acompañado por religiosos de la Congregación, así como por el vicario episcopal, Miquel Gual. Durante la homilía se refirió varias veces "a la misericordia", con énfasis en el concepto de "perdón", utilizado ya un día antes por el obispo Javier Salinas en su última misa al frente del catolicismo mallorquín. "Pido perdón por nuestros pecados y por nuestra debilidad. Somos humanos y la Mare de Déu, que es madre de la misericordia, lo entiende bien", añadió el nuevo obispo.

Como había hecho un día antes el obispo Salinas, Taltavull aludió a la necesidad de proteger a los débiles, a los más pobres de la sociedad, en línea con el mensaje progresista e integrador que se le atribuye habitualmente al líder de la Iglesia Católica, Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco I. Precisamente para él tuvo palabras el obispo provisional, que subrayó que Francisco I le ha ordenado servir a la iglesia de Mallorca lo mejor posible.

Una vez finalizada la misa, en la que participaron la Escolanía de Lluc y la de Santiago de Compostela, saludó a las autoridades presentes, el presidente del Consell, Miquel Ensenyat, a la consellera de Sanidad, Patricia Gómez, así como al alcalde de Escorca. Todo ellos estaban presentes en la misa, en contraste con la última ceremonia de Javier Salinas, que en la mañana del sábado se despidió sin ninguna autoridad política presente en la Seu.

Antes de abandonar Lluc y a las mismas puertas del santuario, Taltavull atendió a los medios de comunicación. Explicó que se ha sentido muy bien acogido en Mallorca y que su objetivo es trabajar con toda la comunidad religiosa para cumplir la misión encomendada desde el Vaticano, aunque apuntó que no sabe cuánto tiempo estará en la isla, donde ahora tiene plenos poderes dentro de la Iglesia de Mallorca. También se refirió a su predecesor, Javier Salinas, al que definió como "buen amigo" con el que ha compartido muchos momentos difíciles, que han colaborado en el campo de la educación y que han fraguado una relación de apoyo y afecto que perdura.