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Entrevista

François Vellas: "Las universidades para mayores tienen 20 millones de alumnos en el mundo"

"Lo más importante es que las personas mayores salgan de casa y se vean con otras personas"

François Vellas (Toulouse, 1952), ayer en Palma. m. mielniezuk

-¿Por qué decidió su padre abrir una universidad para mayores?

-Quería abrir la universidad a la sociedad y ver cómo se puede responder al problema del envejecimiento. Cada vez hay más personas mayores y cada vez quieren estar más activos. Mi padre vio la posibilidad de juntar la universidad y lo que necesitan los mayores. Después se fueron creando en Bélgica, Polonia... En España la primera fue en Santiago.

-¿Cuántas hay ahora?

-Muchísimas. El país en el que están más desarrolladas es en China, donde hay más de 20.000 universidades para mayores. Es un programa nacional del gobierno, que las ha impulsado para que todos los funcionarios jubilados se puedan beneficiar. Hay muchas en Francia, Italia, España... Hay nuevos países que se están sumando. Un continente donde no había hasta ahora era África, pero ahora hay redes en Nigeria, Senegal... El vicepresidente de IAUTA es un antiguo ministro de Educación de Islas Mauricio. Más o menos deben ser 20 millones de alumnos en el mundo.

-¿Qué estudios ofrecen?

-Es importante que sean 'universidades' para mayores. Es la garantía de que los programas educativos (entendiéndolo como el aprendizaje por el placer, no para buscar trabajo) son de calidad y nivel universitario. Tocan literatura, derecho, economía, geografía, artes plásticas... Otra cosa importante es que se insiste en mantener el cuerpo sano. Se hacen planes de gimnasia y también se organizan marchas, para caminar, es muy recomendable. Más que deporte, es importante que tengan actividad física.

-Los estilos de vida saludable centran el curso de verano que inaugura hoy en la UIB.

-Es un encuentro internacional muy importante y como presidente de IAUTA es un privilegio venir. Los intercambios entre profesores y alumnos y trabajar juntos algunos temas, como los hábitos saludables, es muy importante. Se tratará el tema de la buena alimentación, clave para prevenir enfermedades, y más a estas edades. Tenemos programas con las facultades de Medicina en este sentido.

-¿Qué efectos tiene ir a clase, mantener el cerebro ocupado y relacionarse?

-Lo más importante es la socialización. Ahora con internet en casa puedes tener acceso al conocimiento, pero falta la integración social y es muy importante que las personas mayores salgan de casa y vean a otras personas. Al hacerse viejo los amigos desaparecen, y en esta universidad pueden hacer nuevos amigos. Otra cosa importante es que la mayoría están integradas en las universidades de jóvenes y aunque no hay muchísimo intercambio sí hay interconexión, comparten espacios, y a los mayores eso les recuerda a su juventud. Ésa es la gran diferencia con los clubs de tercera edad: la garantía de los estudios universitarios y la mezcla con los jóvenes. Además hay estudios que demuestran que ejercitar el cerebro previene algunas enfermedades. No se puede solo ver la televisión."China tiene 20.000 universidades de mayores: el gobierno las crea para sus funcionarios jubilados"

-¿Cuál es el perfil de los alumnos? Para algunos debe ser la primera vez que van a la universidad.

-Sí. Desde el principio se fijó que no hace falta tener un diploma para ir a estas universidades. Para muchas de estas personas que nunca han podido ir a la universidad es un sueño tener la opción de ir cuando ya se han jubilado. En cuanto a edad, el mínimo para entrar varía de un país a otro (a partir de los 55 años, de los 60...), depende de la jubilación. No hay edad máxima.

-Las personas mayores ya no se resignan a quedar desocupadas cuando dejan de trabajar: reivindican que aún pueden hacer muchas cosas.

-Sí. Y hay que darles respuesta. Una de las cosas que hemos visto es que además de ir a clase, quieren hacer turismo. Y desde la IUATA hemos impulsado un programa de investigación. Vamos a experimentar nuevos modelos turísticos, como viajes de estudios para los mayores: irán a universidades de otros países a recibir conferencias sobre, por ejemplo, la naturaleza de un sitio y después harán visitas para ver in situ lo que han aprendido en clase. Esto puede ayudar además a generar ingresos en los destinos en temporada baja.

-Los países europeos se enfrentan al problema del envejecimiento, ¿deberían empezar a impulsar estas universidades como un asunto de Estado?

-Sí. En China, hay 200 millones de personas mayores y en 25 años serán el doble, por eso es un programa muy importante para su gobierno. En Europa depende del país. Hay algunos que hacen más. En Polonia hay en el Congreso un grupo de trabajo de diputados sólo para trabajar en el tema de universidades de tercera edad. Es un camino. En China además del programa público, hay grandes empresas que crean universidades de tercera edad para cuando sus trabajadores se jubilen. Respecto a la financiación no hay que olvidar que también existe la posibilidad de usar recursos privados, y asociativos también. Y eso quizás sea el futuro, que haya ambas opciones, público y privadas. Habrá muchos jubilados en el futuro y hace falta ofrecerles algo y el aporte privado puede resolver problemas de financiación. Las tasas de inscripción son bajas.

-¿Ha conocido algún caso que le haya emocionado?

-En Bulgaria no había universidades de mayores y ahora, para la gente del campo, se ha creado una red en los centros culturales de los municipios donde los abuelos van con los nietos, es una iniciativa muy interesante.

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