El Consell de Mallorca está llevando a cabo varios estudios para verificar que el Parque Natural de sa Dragonera está libre de ratas, especie muy dañina para la fauna autóctona del islote, mediante la instalación de cámaras de infrarrojos y trampas y el análisis de la flora y la población de lagartija.

Los trabajos buscan verificar la efectividad de la campaña de desratización llevada a cabo en la isla a principios del año 2011, cuando llegaron a detectarse unos 12.000 ejemplares, ha informado el Consell de Mallorca en un comunicado.

Según se preveía en el plan de desratización, desarrollado por el departamento de Medio Ambiente del Consell y la Conselleria de Medio Ambiente del Govern, se activaron diversos procedimientos de control destinados a detectar la presencia de roedores en el parque, como la instalación permanente, en las zonas más frecuentadas por los visitantes, de 40 cajas de madera tipo túnel, donde se deposita indistintamente alimento o tarjetas de control de huellas.

Desde su instalación, las cajas han sido revisadas mensualmente por el personal del parque.

El personal del parque fue instruido además sobre los diversos indicios que pueden revelar la presencia de roedores, tales como excrementos, marcas de dientes en restos vegetales y animales y tipología de las madrigueras. Tras la desratización, todas las sospechas de presencia de ratas y ratones se han descartado.

Además, la evolución de algunos vegetales especialmente sensibles, así como el incremento de la nidificación de algunas especies de aves marinas, sobre todo la pardela balear (Puffinus mauretanicus) endemismo relevante y en peligro, lleva a los técnicos a pensar que todo evoluciona según lo previsto en el plan de desratización del parque.

Entre las previsiones del plan de desratización, se programó que una vez transcurridos 5 años de la campaña, se realizarían diversos estudios dirigidos a tener conocimiento detallado de los resultados.

Actualmente se lleva a cabo un estudio de la población de lagartijas (Universidad de Salamanca), una revisión del atlas florístico del parque (Fundación Jardí Botànic de Sóller) y una campaña de instalación de trampas de rastro y de cámaras activadas por infrarrojos (Sociedad de Historia Natural de las Islas Baleares).

Esta última campaña está dirigida específicamente a detectar la presencia de roedores en todos los ecosistemas del parque, mediante la instalación de 200 trampas de plástico tipo túnel, con alimento atrayente en el interior y con tarjetas de registro de huellas.

Estas trampas permanecerán durante semanas repartidas en toda la superficie del parque y se revisan de forma periódica para sustituir las tarjetas colocadas en su interior.

Asimismo, cinco cámaras detectoras de movimiento se van cambiando de ubicación y permiten fotografiar la fauna que acude a comer los cebos inocuas que se colocan frente ellas.

El Consell de Mallorca ha recordado que justo antes de la campaña de desratización, un trabajo para conocer la población de ratas presente en la isla calculó que había unos 12.000 individuos, que habían sido introducidos por el hombre en tiempos históricos.

Los efectos negativos para la fauna autóctona de las ratas son considerables, principalmente sobre especies animales poco adaptadas para defenderse de los depredadores. Las aves marinas, que habitualmente sólo van a tierra para la reproducción, no tienen capacidad física para defenderse de carnívoros terrestres no autóctonos del ecosistema.

Por esta razón, la rata negra ha sido incluida entre las 100 especies invasoras más dañinas del mundo por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

El ciclo de reproducción de la rata negra abarca todo el año y llegan a tener entre 3 y 5 camadas por año. El ciclo de gestación es de unos 21 días, y la media entre 5 y 16 crías, siendo lo más habitual que salgan adelante 7 u 8. Con este ciclo reproductivo, si hubieran quedado en sa Dragonera unas pocas parejas de cría, la población alcanzada durante estos 5 años, tendría ya un tamaño más que respetable.

Se cree que además, algunos ejemplares se habrían desplazado a las zonas de uso público (cala Lladó, miradores, faros y cumbre de na Pòpia), donde más fácilmente pueden encontrar alimento.

En caso de confirmarse que no hay presencia de roedores en el parque, la Dragonera será la isla más grande del Mediterráneo donde se ha logrado erradicar totalmente esta especie introducida.