Empiezan los dolores de cabeza para los padres. Llega septiembre con el inicio del nuevo curso escolar y viene acompañado por los tradicionales gastos que les obligan a apretarse el cinturón. Los nuevos libros, el siempre necesario material escolar y la renovación del armario hace que algunas familias tengan que sacrificarse para llegar a final de mes.
Paqui Rivera es una de las madres que tendrá que rascarse el bolsillo este otoño. Tiene tres hijos, aunque este año ya siente un mayor alivio porque su hijo mayor ha finalizado sus estudios y tendrá que afrontar unos gastos menores. Eso sí, los otros dos, de seis y once años, le supondrán la fuga de unos 1.000 euros de la billetera. Su fórmula para aguantar las embestidas del nuevo curso: la hucha. "Llevamos ahorrando todo el verano", sostiene Rivera.
Sobre la opción de reutilizar los libros opina que "se tiene que concienciar a todo el mundo". "El problema es cómo le dices a tu hijo que vamos a reutilizarlos cuando la amiguita no lo hace ni la otra", afirma. La solución que propone esta dueña de una tienda de ropa es implantar la tablet o dar un ordenador portátil, aunque admite que se tendrá que afrontar un gasto inicial elevado.
María Magdalena Arbona ya ha comenzado a hacer las compras para su hijo de 13 años. El año pasado invirtió 300 euros en libros, más todos los extras, y para éste prevé que volverá a dejarse cantidades muy elevadas. Esto hace que no pueda permitirse ningún "capricho", como en literatura, por ejemplo. "No nos sobra nada, pero vamos al día". Asegura que para paliar esta situación se podrían volver a utilizar los cuadernos de años anteriores. "En casa tenemos un montón", confirma, "que todavía tienen varias hojas en blanco y no han sido aprovechados del todo".
A pesar de que mayoritariamente son las madres las encargadas de las compras, también hay una pequeña parte de hombres que les acompañan. Un ejemplo es José Bisquerra, que es autónomo y tiene dos hijos, uno de siete y otro de 15 años. Solo de libros ya gastará unos 500 euros, a lo que luego hay que añadirle el material escolar y la ropa. En total, calcula que la factura le saldrá por unos 700 euros. "Es astronómico, y en vez de ayudar nos ponen cada vez más trabas", protesta. Aun así, de momento no le ha causado graves perjuicios económicos, no tiene que hacer sacrificios. "Desde principios de verano ya vas empezando a recolectar el dinero para poder pagarlo tranquilamente en estas fechas". Sin embargo, sí que ha encontrado otro tipo de problemas. "Mi hija ha repetido y los libros no le sirven, y son comprados del año pasado", expresa indignado Bisquerra, a quien le "duele en la cartera y en el corazón".
La renovación de los libros cada pocos años es uno de los quebraderos de cabeza más recurrentes. Que se lo pregunten a Lidio Mendoza, con un hijo de 13 años. "Los del año pasado tuvimos que tirarlos porque no se podían reutilizar. Quería llevarlos a una ONG y me dijeron que no servían", se queja. Con todos los billetes que han tenido que poner sobre la mesa asegura que esté año le tocará "suprimir las vacaciones o recortarlas". Recuerda que el año pasado gastó entre 350 y 400 euros, un desembolso importante del que tiene que salir con ahorros: "Es más negocio que educación".
