Casi tres mil niños tendrán beca de comedor el próximo curso. La cifra de beneficiarios (exactamente 2.971) supone un incremento del 60% respecto al año pasado. Este aumento se debe a varios motivos, pero principalmente al hecho de que el Govern haya casi duplicado la inversión en esta partida respecto al curso pasado, al pasar de 1,1 a 2,1 millones de euros.

Los padres que solicitaron la ayuda (7.420 familias) pueden consultar desde ayer en sus colegios las listas provisionales para saber si les ha sido concedida o no. Del total de alumnos que sí recibirán la beca, un 35% acuden a colegios concertados. Es la primera vez que los estudiantes de la red concertada han tenido derecho a solicitar esta ayuda.

Dar al alumnado de concertada la opción de solicitar estas becas -reivindicación histórica de patronales y asociaciones de padres- ha tenido distintos efectos en la convocatoria y a mitad del proceso ha sido necesario incrementar la partida prevista inicialmente.

En primer lugar, y como es lógico, se han disparado las solicitudes (un 132% más que el curso anterior). De las más de 7.000 peticiones tramitadas, un 43% han sido de alumnos de concertada. Fijándonos en la relación entre solicitudes y becas concedidas, vemos que el 47% de estudiantes de la pública que pidieron beca la han obtenido y que los solicitantes de concertada la han logrado un 32%.

Al abrir la puerta a la concertada (que tiene escolarizada en sus aulas al 40% de la población escolar balear), Educación vio que la cantidad que iban a gastar inicialmente en esta convocatoria (1,5 millones, 400.000 euros más que el curso anterior) no bastaba ya que bajaba demasiado el nivel de renta de las familias beneficiarias y se llegaba únicamente a los hogares en situaciones muy desfavorecidas. Así se lo expuso Francina Armengol en julio a los representantes de la asociación FAPA en un encuentro que mantuvieron en el Consolat del Mar.

Para evitar que el corte por renta bajara tanto, finalmente la Conselleria aumentó la cuantía hasta los 2,1 millones; dinero que, según Martí March, llega de la conselleria de Servicios Sociales "en función de la Renta Social".

A pesar de este incremento, el nivel de renta familiar (el criterio que más puntúa) en el que se establece el corte ha descendido, con lo que algunas familias que recibían la ayuda han quedado excluidas esta vez. Según explicó el director general de Innovación y Comunidad Educativa, Jaume Ribas, el corte se ha establecido en una renta por miembro de la unidad familiar de 7.350 euros. El año pasado era de unos 9.000 euros, cifrá que Ribas consideró "muy elevada". Este curso lo han fijado en 29.400 euros para un hogar de cuatro personas al considerar que, según los estándares que se usan en servicios sociales, es un nivel "normal: no son familias ricas, pero tampoco pobres".

Otro cambio de esta convocatoria es que han bajado la cuantía de la ayuda máxima que se puede recibir: si antes la beca más habitual era de unos 690 euros de media y alguna podía llegar a los 1.140 euros, desde este curso la ayuda máxima (y que se entregará a casi la totalidad de beneficiarios de beca por motivos socioeconómicos) será de 740 euros, cantidad con la que se cubre el 70% del coste del servicio de comedor.

Adelantar los plazos

Incluir a la concertada ha aumentado las solicitudes de ayudas, pero también ha influido que se hayan adelantado los plazos: desde ayer ya se puede consultar qué peticiones han sido aceptadas. Los pagos los hacen los centros, que recibirán el dinero de Educación en dos abonos (uno este primer semestre y otro a partir de enero, cuando ya rija el presupuesto de 2017). Los colegios que tengan remanente podrán adelantar todo el dinero y pagar la beca entera a las familias durante el primer trimestre.

Para las familias con más necesidad saber ya que van a cobrar el dinero y poder recibirlo durante el curso es muy importante, ya que se aseguran que no tendrán que adelantar los pagos. March habló de dar "tranquilidad psicológica y emocional" a los progenitores.

A partir de 2011 las convocatorias de estas ayudas empezaron a acumular retrasos: se publicaban con el curso ya acabado y se abonaban incluso con más de un año de retraso. Esto creaba un círculo perverso, ya que para tener derecho a cobrar la ayuda los solicitantes debían acreditar unos mínimos de asistencia al comedor. Los alumnos que no podían adelantar el dinero, dejaban de asistir al comedor y por eso finalmente quedaban excluidos de las becas, cuando eran precisamente quienes más lo necesitaban.

Desde 2008 hasta 2015, estos retrasos y los recortes en becas (junto al paro) propiciaron que 2.100 alumnos dejaran de usar el comedor.

El curso que viene habrá 179 colegios e institutos con servicio de comedor escolar, nueve más que el periodo académico 2015-2016.