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Testimonio

Localiza a su hijo 24 años después

Jaime Rotger fue abandonado por su esposa en 1992. Sin mediar palabra, la mujer huyó a Alemania y se llevó con ella al hijo de la pareja

Jaime Rotger vive separado de su hijo desde 1992, después de un viaje a Alemania sin billete de vuelta.

Jaime Rotger vio en 1992 cómo su mujer le abandonó, llevándose con ella a su pequeño hijo autista. Se supone que se fueron de vacaciones a Alemania por una semana, pero nunca volvieron. No porque desaparecieran, sino porque se quedaron allí a vivir y dejaron solo a este vecino de Alcúdia. Desde entonces, ha intentado contactar con ellos, pero todos los esfuerzos fueron inútiles, como si no quisieran saber nada más de él. Parece el guion de una película de Hollywood, pero no, es lo que ocurrió. Ahora, gracias a una búsqueda en internet, ha encontrado a su pequeño, ya más crecido, quien se ha convertido en un corredor de maratones con cierto reconocimiento.

Rotger estaba casado con una mujer nacida en Alemania. Por amor, renunció a la nacionalidad de su país y se volvió española para poder celebrar la boda. Tras nueve años juntos, decidieron tener un niño. Cuando este tenía solo dos años, se fue de viaje con su madre en un vuelo que resultaría ser de ida, lo contrario de lo que él pensaba. "Me quedé esperando en el aeropuerto como un tonto, volví a Alcúdia y les llamé desde mi casa. Se puso mi suegra y me dijo en pocas palabras que dejara de luchar, porque el niño solo era alemán", comenta.

Nada hizo sospechar a Rotger que fuera a dejarle. "Nunca he tenido respuesta para esto, no tiene ni pies ni cabeza", expresa extrañado. No hubo ningún problema que le hiciera pensar que pudiera ocurrir algo por el estilo. Incluso su suegra se mostró confundida.

A partir de entonces empieza una huida comunicativa, con cambios de teléfono para evitar que volviera a llamar. Además, "cuando ven que es un número español ya ni cogen, y si es de allí, lo levantan, escuchan y cuelgan", comenta. Una guerra que ha continuado hasta ahora con el bloqueo en las redes sociales. Del pueblo en el que reside esta alemana también ha recibido llamadas en las que le suplicaban que dejara de publicarlo en Facebook "porque esto es una vergüenza para ellos, que es un escándalo y que pare". También le envió por ese medio un mensaje al abogado de su mujer. "Le dije: Aquí estoy señor. Si quiere algo, adelante. Y no se atreven, porque saben que no han hecho las cosas bien".

El enfrentamiento también se ha disputado en los juzgados. Primero de todo, puso una denuncia en la Guardia Civil. En los Juzgados de Inca le dieron la custodia del niño, ya que ella estaba "en situación procesal de rebeldía". Pero cuando llegó a Alemania lo ignoraron, cuenta. "Ya está bien de sentirse superiores en otros países", apunta. Incluso consiguió llevarla a un tribunal en Alemania. "Esta señora declaró que bajo ningún concepto quería compartir a su hijo", esgrime elevando su tono de voz. Hablando con la justicia tampoco ha sacado nada. "Allí me decían: Deje de luchar, que será un gran desembolso, sin ninguna posibilidad por su parte" Luego, un abogado le decía de manera extraoficial que "para los alemanes, de Francia hacia abajo todos sois africanos". Ante esta situación, "puedo decir en voz bien alta que no ha habido ningún interés (de la justicia) por lo que he visto".

La búsqueda, desde 1992, no ha cesado. "No había manera de obtener información de él", menciona Rotger. Sin embargo, su suerte dio un giro cuando a finales de julio localizó a su hijo gracias a una revista alemana que le dedicó un reportaje por ser el único autista maratoniano del mundo. Todo esto a raíz de una charla con una compañera de trabajo. "Hace un mes tocamos el tema, y me aconsejó comprobar si se había quitado mi apellido. Y no solo fue eso, también resultó que le habían traducido el nombre. Ahí me derrumbé", confiesa.

El hijo de Rotger (izquierda) durante un maratón.

Tras estos incidentes, rehizo su vida. Ahora tiene una mujer y una hija de 12 años, quien además está deseando conocer a su hermano. Ellas le acompañaron en estos momentos de sufrimiento. Pero también hubo complicaciones para esta nueva unión matrimonial, ya que figuraba como que él estaba casado. Eso sí, su ex ya se había divorciado en Alemania de forma unilateral.

"Cuando mi actual esposa me conoció,yo era un monstruo. Estaba demacrado, empastillado. Un desastre", confiesa. Su madre también sufrió tras perder a su nieto. Asegura que "le he visto llorar siempre, esto es un drama". "Nos ha jodido a todos".

Mientras, su ex "se salía de rositas, escondida". Es más: le reclamó la mitad de su casa y vació su cuenta corriente conjunta, que tenía 800.000 pesetas. Le llega información de lo que ella hace en su país, y "resulta que trabaja para una iglesia, ayuda a los niños refugiados y madres solteras, como Teresa de Calcuta", cuenta Rotger con cierta incredulidad. Una visión un tanto contradictoria con lo que narra. De momento, sigue sin poder hablar con su hijo, del que se siente orgulloso por ser deportista. "No puedo presentarme allí y darle un abrazo, no sé cuál será su reacción", afirma, por su condición de autista. "He luchado todo y cuando está por hacer, y sigo en la lucha. No voy a aflojar, no voy a parar".

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