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Entrevista

Rekha Chennattu: "Cerca del 70% de las familias de India buscan maridos para sus hijas"

"Todavía hay una sociedad patriarcal y las chicas no han tenido ocasión de estudiar"

Rekha Chennattu ha asumido el reto de la educación en India para convertir a las jóvenes estudiantes en futuras agentes del cambio social.

Rekha Chennattu (Kerala, 1964) es una de las luchadoras que buscan dar una educación a las niñas en el pueblo de Tilloli, en India, donde todavía impera una sociedad patriarcal. Lo hace a través de una escuela y un internado, que las acoge desde que tienen cinco años hasta que alcanzan la adolescencia. Ahora pasa unos días en Mallorca, donde cuenta con la ayuda de la Associació Amics de Tilloli.

-¿Cuál es su tarea en esta escuela en India?

-La misión de nuestra escuela es dar una formación integral y general para niñas de tribus. Tenemos un internado y un colegio con 580 niñas que viven con nuestras hermanas. Ellas van a la escuela, tenemos un personal muy bueno y las hermanas cuidan de las chicas. Allí obtienen una formación intelectual y en casa, en el internado, una formación más emocional, psicológica y espiritual. El objetivo al acabar la escuela es también realizarles un seguimiento fuera, en su educación superior, con lo que puedan encontrar un trabajo para ellas mismas de esta forma se conviertan en agentes del cambio social. En India todavía hay una sociedad patriarcal y las chicas no han recibido oportunidades para estudiar, especialmente para estudios superiores, así que estas chicas que están en nuestro internado tienen mejores oportunidades para alcanzar esos estudios superiores. Son realmente brillantes, porque de 83 estudiantes, 82 aprobaron y el 17% obtuvieron una distinción.

-¿Qué dificultades han tenido en la escuela?

-El verdadero desafío es la formación de las chicas, ayudarlas, acompañarlas en el estudio, porque cuando van en casa están en el campo, trabajando, pero después vienen al internado, así que les ponemos una disciplina. Es un desafío. Pero son muy talentosas en muchos aspectos, como en arte, canto, pintura o baile. Son muy brillantes desde diferentes puntos de vista. El primer mes supone realmente un desafío, hay mucho ruido entre los 500 niños. Entran a los cinco años y salen a los quince, están con nosotros diez años.

-¿Qué les diferencia de otras escuelas de India?

-La formación integral que queremos impartir. Especialmente resaltamos tres cosas: la excelencia académica, la formación del carácter y crear conciencia social para que se conviertan en agentes del cambio social.

-¿Cuáles son las necesidades más urgentes de las niñas en India?

-Lo primero es la seguridad. Los padres, en el momento en el que saben que sus niñas estudian con nosotras, están felices, porque se sientes seguras, cuidadas. Cuando acaban han obtenido recursos para hacerse valer por sí mismas. Al final, pueden pensar solas, están capacitadas para decidir qué clase de carrera quieren seguir, son personas más seguras.

-¿Cómo se puede cambiar la sociedad patriarcal en India?

-La educación ayuda un montón. Cuando estas chicas estén educadas provocarán un cambio en el sistema familiar. Por supuesto, el Gobierno puede hacer muchas cosas desde el punto de vista estructural. Pero creo que tenemos que cambiar la mentalidad, y esto solo ocurrirá cuando las mujeres alcancen una educación. En el momento en que no pueden ni leer, siempre permanecerán controladas por un hombre, pero cuando pueden leer, pensar, hablar por sí mismas... definitivamente cambiará la situación.

-Pero en muchas ocasiones siguen buscándoles un marido.

-Es cierto, cerca del 70% de los padres buscan maridos para sus hijas, pero no es que las niñas no tengan voz. El sistema de matrimonio funciona de manera que los padres buscan a las personas apropiadas para ambos, tanto chicos como chicas. Pero hay oportunidades para que queden para que se conozcan, que los padres exploren la familia del otro antes de que el matrimonio esté concertado. En cualquier caso, tanto el uno como el otro son libres de decir que no. No es como antes. Hay otro problema entre las tribus, que son los matrimonios infantiles. La educación también ayuda a prevenirlos. Pero siguen celebrándose en pueblos y tribus, aunque no en todas partes ni tampoco en grandes ciudades.

-Debe de ser muy duro estar, sobre todo al principio, lejos de la familia.

-Sí, especialmente con niños pequeños, de cinco años, que lloran y quieren volver a casa. Y algunos padres viven muy lejos y no pueden venir cada día. Pero las hermanas en casos así se convierten en madres.

-¿Ha tenido ayuda del Gobierno?

-Sí. Por ejemplo, se encargan de subvencionar la comida, pero otras aspectos como las infraestructuras tenemos que pagarlas nosotras. Incluso en la escuela, los profesores tienen un salario del Gobierno, una gran ayuda, pero también hay muchos voluntarios.

-Desde un punto de vista personal, ¿qué le reporta esta experiencia?

-Es realmente gratificante. Ver a estas chicas crecer en libertad y también convertirse en mujeres educadas puede marcar una diferencia en su vida y en la de su familias. Realmente da alegría a las hermanas.

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