Profesores que llaman "cielo, cariño o reina" a las alumnas. O "que tienen unas actitudes demasiado cariñosas con algunas estudiantes". O que "las miran" demasiado". Universitarias que aceptan cierto control por parte de sus parejas. O alumnos que critican que se hable de feminismo al creer "que las mujeres ya no tienen nada de qué quejarse". O estudiantes que se quejan de que haya unos estudios sobre la igualdad de género. Jóvenes que sostienen que "si no hay más mujeres en altos cargos es porque no quieren", o que dicen que las feministas "odian a los hombres". O la escasa proporción de catedráticas que hay en la Universitat.

Estos son algunos de los ejemplos de machismo que los impulsores de la Lliga Feminista de la UIB han presenciado en el campus de la carretera de Valldemossa: "Hay machismo en todos los ámbitos de la sociedad, en la Universitat también", asevera Rocío Moreno, estudiante de cuarto de Psicología. "No hay violencia de género extrema, pero sí muchos micromachismos", añade.

"Hay gente que piensa que en un sitio como una universidad, donde va la gente a formarse, no se darían estas situaciones, pero ese es otro de los pensamientos que hay que revisar", secunda Constanza Ponce, alumna de cuarto de Estudios Ingleses. "Parece que las ideas machistas son cosas siempre de otra gente, pero están en muchos ámbitos. Cuando lo dices, encima hay personas que se molestan", lamenta.

Ellas lo tienen claro, ya puede molestarse la gente o ya pueden insultarlas (están preparadas para los calificativos habituales que reciben las feministas, como "lesbiana resentida"): "No vamos a dejar de dar nuestra opinión por miedo, si tú no luchas por lo que crees nadie lo hará". Saben que tampoco faltará quien las llame feminazis: "Es un término peyorativo y despectivo que viene de la derecha más extrema, es un desprecio al movimiento", lamenta Constanza.

"Vimos que si no hacíamos algo, nadie haría nada y por eso decidimos crear la asociación", añade Sofía Bujosa. Esta estudiante de Historia del Arte -a caballo entre 1º y 2º- comparte apellido con Marga Bujosa, la mallorquina que la semana pasada fue deportada de Camboya donde estaba realizando una investigación doctoral sobre igualdad de género, pero no son parientes: "Pues es una de esas mujeres que inspiran, le podríamos dedicar un post en el perfil de Facebook algún martes", propone Rocío al conocer la historia de la activista.

Cada martes usan la red social para explicar la trayectoria de alguna "mujer que inspira". Estrenaron la sección la semana pasada con Clara Campoamor, defensora del derecho al voto de las mujeres. Ésa es una de las actividades fijas que tienen previsto llevar a cabo para conseguir su objetivo: "Concienciar sobre la problemática de genero". En el campus y fuera. El próximo día 28 de septiembre tendrá lugar su primera reunión informativa, a la que está invitada cualquier persona interesada: estudiantes, profesores (ya colaboran con algunos), miembros de administración y servicios y, también, cualquier persona ajena a la Universitat que quiera colaborar.

Cada mes llevarán a cabo distintos eventos vinculados a un tema. Empezarán con la representación de la mujer y la primera charla será sobre el mundo del videojuego. Ha propuesto el tema otro de los impulsores de la Lliga Feminista, porque es el campo que le interesa a él: cada uno hace propuestas desde el punto de vista que más le atrae. "La idea es que tras la charla haya debate, eso es lo más importe: que cada uno aporte su visión, el feminismo se nutre de distintas voces", dice Rocío. En noviembre tratarán la violencia machista y el segundo semestre empezarán a hablar sobre LGTB (personas lesbianas, gays, transexuales y bisexuales).

Su objetivo es, como las mujeres cuyas historias narran los martes, "inspirar" y, a partir de ahí, lograr que las cosas cambien.