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El problema de Mallorca no son los turistas, somos los residentes

Bauzá, que se compró un Range Rover Sport de casi cien mil euros, acaba de tramitar la tarjeta Acire de la Calatrava, para acceder a su pisito millonario tras dejar Marratxí y censarse en Palma.

Una sola foto de Flavia Mertehikian abarca el 'Pitina' de Florentino Pérez y, en la parte superior derecha de la imagen, los chalés de la discordia de Claudia Schiffer y el agente de Michael Schumacher, enfrentados por la tala de dos pinos estatégicos en Camp de Mar.

Tranquilos, que Indro Montanelli se refería a Italia cuando escribió que "hemos logrado corromper a la propia corrupción", aunque haberlo conseguido en Mallorca también tiene su mérito. Ningún ser humano ha pasado más veranos en la isla que su seguro servidor. Con este bagaje, sería el último lugar donde me atrevería a veranear. Siento coincidir con Biel Barceló, vicepresidente en funciones del Govern. Hemos pasado de la Isla de la Calma a la Isla de la Cama.

Desde esta sección cosmopolita, felicito por tanto urbi et orbi a los millones de turistas que se someten a enlatado en Mallorca. El campo de concentración de Son Sant Joan les adiestra para las estrecheces posteriores, se someten estoicos a la tortura. Y pagando casi tanto como los nativos. No se dice estacionalización, sino estabulación. Sin embargo, en el verano del divorcio definitivo entre indígenas e invasores, los culpables de la socorrida saturación no son los visitantes.

En medio siglo hemos transitado de vivir con el turismo a vivir del turismo a vivir para el turismo a vivir contra el turismo. Pese a ello, el problema de Mallorca no son las hectáreas de turistas, somos los residentes. Un millón largo de habitantes en Balears y subiendo. Una de las mayores concentraciones del planeta, sin una actividad que la justifique. Sin agua ni alimentos suficientes, y la locura continúa. No podemos lamentarnos del adulterio que comete la isla con los turistas, porque hace tiempo que la abandonamos. O que nos abandonó, tanto da.

Mallorca no necesita un techo de visitantes, sino de habitantes. A mí también me costaba creerlo, pero me lo explicó con detalles de lujo un hotelero, en palabras que les transcribo:

-Habíamos advertido a nuestros Governs del PP de que eligieran entre el modelo turístico y el residencial. No nos hicieron caso, y los desarrollaron ambos a la vez. La construcción trajo a Mallorca a trescientos mil inmigrantes. Cuando se desplomó el ladrillo, nos encontramos con todas esas personas dispuestas a trabajar a salarios reducidos. Si no los contratas tú a bajo precio, lo hará el hotel vecino. Este es el drama de la isla.

Y damos por sentado con demasiadas prisas que la locura del hormigón ha concluido. Admiren las grúas en Cala Llamp, o en la costa de Valldemossa y Deià, pregúntense qué ley las ampara. Seguro que el ayuntamiento hiperprogresista de Cort puede explicar la última monstruosidad de Na Burguesa, que deformará para siempre el perfil de Palma. Tal vez queda demasiado lejos de los bares del centro de la ciudad para programar una visita.

La única verdad de Mallorca son sus turistas, una etiqueta irreversible. Anulada la personalidad del territorio, están ustedes de enhorabuena porque forman parte del espectáculo. Palma ciudad se ha incorporado a la conversión de la isla entera en una planta industrial, destinada a fabricar felicidad para los visitantes. Nadie dijo nada de los nativos, que desaparecen de la ecuación en el turismo de neutrones.

Pese al turismo, la clase media vive mejor en cualquier otra región española que en Mallorca. La excepcional temporada turística no repercutirá en renta, salarios ni pensiones. Ni siquiera aliviará el drama laboral, los cien mil parados regresarán en diciembre. El centro comercial de ocio Port Mayurqa, felizmente descartado para Palma por Antoni Noguera, prevé crear tres mil puestos de trabajo. Francamente, me parecen pocos. Por qué no treinta mil puestos de trabajo, o trescientos mil, aunque me atrevería a negociar tres millones de puestos de trabajo. La isla de la lechera.

Herr Kommandant Bauzá celebró su degradación de president del Govern a senador comprando el año pasado un magnífico Range Rover Sport, a partir de 75 mil euros sin extras. A finales de este julio tramitó la tarjeta Acire o de circulación restringida del barrio de sa Calatrava. Ahora puede acceder a su pisito millonario en el edificio ilegalizado por el Tribunal Supremo y que le arregló su amigo Mateo Isern pero, ¿cómo llegaba antes? Todo lo cual confirma que se ha instalado en el inmueble que desfigura el entorno catedralicio, y que el exalcalde de Marratxí se ha censado en la capital. La obtención de la licencia para su máquina coincide con el anuncio de Cort de instalar cámaras de vigilancia en el vecindario.

Sin abandonar el apartado de mansiones de multimillonarios, las casas de Claudia Schiffer, Michael Schumacher y Florentino Pérez forman parte de los atractivos destacados en las excursiones a la Dragonera. En Grecia tienen que conformarse con mostrar ruinas polvorientas en los trayectos marítimos para turistas. Una sola foto de Flavia Mertehikian abarca el yate Pitina nombrado en honor de la esposa fallecida del presidente del Real Madrid y, en la parte superior derecha de la imagen, los chalés de la modelo y del piloto, cuyo agente ha demandado a la maniquí por la tala de dos pinos estratégicos.

De repente, todo el mundo te pregunta por el alquiler del local del Paseo Mallorca que cobijó a un célebre restaurante y ahora albergará otro. Doce mil euros mensuales. Recuerden dónde leyeron antes que los olímpicos mallorquines Rafael Nadal y Rudy Fernández se habían asociado con olímpicos extranjeros como Pau Gasol y con visionarios locales como Abel Matutes junior, para crear el restaurante Tatel en Madrid. Tras el éxito, se preparan inauguraciones en Londres, Los Angeles o Miami, con la incorporación de apellidos del postín de Koplowitz. Vean Al final del túnel, la continuación de Relatos salvajes por otros medios y la consagración de Leonardo Sbaraglia como única alternativa en castellano de Ricardo Darín.

Reflexión dominical enriquecedora: "Los atentados islamistas en Suiza favorecerán el viaje de las grandes fortunas a bancos mallorquines".

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