En el año 2010 el colectivo de controladores aéreos mantenía un fuerte enfrentamiento laboral con el Gobierno. Estos trabajadores no estaban conformes con el cómputo de horas que les obligaban a trabajar y ambas partes no alcanzaban un acuerdo. El día que se iniciaba el puente de la Constitución, cuando miles de personas pretendían salir de Mallorca, de pronto los controladores fueron levantándose de sus sillas alegando una repentina indisposición. No se levantaron todos a la vez, sino uno detrás de otro. Decían que no estaban en condiciones psicológicas para continuar sentados frente al ordenador. Esta situación no solo ocurrió en Palma, sino en todos los aeropuertos del país. El Gobierno denunció que se trataba de una huelga encubierta.

Se aplicó el protocolo y esa tarde todos los controladores fueron pasando por la consulta del médico del aeropuerto. El facultativo, en algunos casos, prescribió tranquilizantes.

Esta movilización ilegal obligó al Gobierno a tomar una medida extrema, como fue el cierre del espacio aéreo. Ningún avión pudo despegar. Al día siguiente, se militarizó el servicio, medida que facilitó en cierta forma que se recobrara la normalidad. Esta situación se prolongó durante más de un día. La Guardia Civil tuvo que estar presente en la torre de control. Los controladores denunciaron que no se sentían cómodos con la presencia de agentes que iban armados.

El médico forense ha realizado un amplio informe en el que descarta que los trabajadores de la torre de control tuvieran una epidemia médica que justificara que pudieran levantarse de sus sillas y abandonaran sus puestos de trabajo.