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Sanidad

Varias horas borracho ocupando una camilla

Facultativos de urgencias revelan que cada día atienden a decenas de intoxicaciones etilícas a las que dispensan un simple tratamiento: Dejarles dormir la "mona"

La mayoría de los casos son ´Score cero´ de gravedad.

Esta historia, no por más conocida menos sangrante, se repite verano tras verano en los servicios de urgencias de los hospitales públicos de Mallorca. Unos dispositivos pensados y diseñados para atender problemas graves de salud que no admiten demora, han de dilapidar costosos recursos sanitarios en atender decenas de intoxicaciones etilíticas con el único remedio posible: Dejarles dormir la "mona" y darles el alta por la mañana, cuando puedan regresar a sus hoteles por sus propios medios.

Un facultativo de urgencias del hospital de Son Espases relata lo que, desde el inicio del verano, viene siendo parte de su quehacer diario. "Cada mañana amanecemos con tres o cuatro personas en camillas que han pasado la noche aquí. Generalmente nos los traen, la Policía o las ambulancias, porque se los encuentran inconscientes y tirados por las calles. Nos limitamos a hacerles un reconocimiento superficial y les dejamos dormir la borrachera colocándolos en una camilla en posición lateral, para evitar que, si vomitan, se ahogen con su propio vómito", relata.

"Suelen llegar a partir de las dos de la madrugada y, a las once de la mañana les damos a todos de alta. En estos días de verano atendemos un mínimo de cuatro intoxicaciones por jornada y en los fines de semana esta cifra se duplica cuando menos", prosigue el facultativo, que recalca que en "un noventa y muchos por ciento de los casos no hacemos nada por el paciente, tan solo dejarle dormir". No obstante, a todos se les valora con un test que determina si su caso es más grave de lo que parece a simple vista.

Test de etanol

Algunos profesionales con menos experiencia les realizan controles de etanol para medir el nivel de alcohol en sangre, circunstancia que a los médicos más experimentados no les produce ni frío ni calor. "Me da igual que tengan dos o tres. Solo pido un control de etanol en caso de que existan daños asociados a la embriaguez o algún otro motivo como un accidente o una pelea cuyo atestado precise del dato, nada más", diferencia el especialista, que admite que algunos de estos pacientes accidentales han consumido otras sustancias aparte del alcohol y que llegan "taquicárdicos y excitados. Pero los tenemos en observación, vigilándolos cada 2 horas".

Las áreas en las que son ubicados estos intoxicados, la zona G (de bajo nivel de gravedad) y la zona F (de nivel medio) de camillas, son sintomáticas de la "preocupación" que suscitan estos pacientes entre los profesionales que día a día atienden urgencias sanitarias de verdad.

En las urgencias del comarcal de Manacor la situación no difiere mucho de la descrita hasta ahora, con la salvedad de que la procedencia de los intoxicados es más variada: A los borrachos de las zonas costeras turísticas del área de influencia de este hospital se suman los "locales" que llegan después de haber cometido excesos en las fiestas veraniegas de la comarca.

Como en Son Espases, "asisten" cuatro o cinco casos de estas características cada noche aunque, a diferencia del hospital de referencia, no detectan una mayor incidencia durante los fines de semana ya que en verano en estas zonas vacacionales no hay días laborables que valgan.

"La intoxicación etílica es un factor de riesgo para otras patologías traumáticas , pero la mayoría de las veces se trata de ingestas masivas de alcohol. Nos limitamos a evaluarlos y a estabilizarlos y a vigilarlos para actuar en caso de que tengan alguna complicación", detalla este facultativo de la zona de Llevant, que revela que, junto al alcohol, en estos pacientes están presentes otros fármacos como hipnóticos, antidepresivos y ansiolíticos. "Antes se iban a casa a dormir la borrachera y, desde luego, no tendrían que llegar a urgencias. Cuando pueden valerse por sí mismos, les damos el alta", concluye.

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