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Financiación

La generosidad balear con el Estado condena a la peor sanidad y educación

El modelo de financiación vuelve a fallar para Balears: nuevamente es la segunda comunidad que más aporta al sistema de reparto autonómico, pero a cambio recibe menos que la media

La generosidad balear con el Estado condena a la peor sanidad y educación

­­La segunda comunidad que más aporta al sistema de financiación es la quinta que menos recibe para financiar sus servicios. Lo leían esta semana en estas páginas, ligado a un informe de la Generalitat catalana, que retrata la insolidaridad y las fisuras de un modelo de reparto autonómico reparto autonómico que hace presa en comunidades que generan muchos ingresos por impuestos y luego sufren financiaciones inferiores a las más pobres. Lo que no decía el informe es lo que leen ahora: que las comunidades más generosas se ven castigadas por el modelo de la forma más cruel, padeciendo los sistemas de salud, educación y protección social peor dotados. Es el caso sobre todo de Balears, la autonomía que desde hace al menos un decenio destina menos recursos a servicios básicos como los hospitales, los colegios o todos los resortes de protección social, desde la atención a parados al cuidado de pensionistas y familias sin nada.

Simplemente, las islas generan muchos recursos públicos, pero son sobre todo para que los gasten los demás. Los resultados de la última liquidación presupuestaria son demoledores. Los tienen en la tabla que acompaña a estas líneas. Por el total de la recaudación fiscal del año 2014, Balears recibió de Madrid en ese 2014 en concepto de adelanto un total de 1.438 millones, que se completaron este año con el ajuste de cuentas que se hace ya con los números de recaudación real comprobados (tardan dos años): este mismo julio están llegando así otros 678 millones. En total son 2.116,8 millones de euros para Balears, de los 88.134 que reparte el sistema con cargo a 2014.

Y eso es muy poco y obliga a las islas a privarse más que nadie de servicios básicos de calidad. Queda claro a la luz de los datos de ese mismo 2014, cuando el gasto por habitante en sanidad, educación y protección social ascendió en Balears a 5.442 euros, la cifra más baja de España, donde la media fue de 6.265 euros, con las islas a la cola y Asturias, otra de las comunidades que más solidaridad reciben, fondos que les permiten dedicar a sanidad, educación y protección social la suma récord: 8.561 euros por ciudadano, 3.119 más que en Balears. Y eso es un 57% extra de gasto social, que beneficia a una de las regiones que menos aporta y discrimina a Balears, la segunda más generosa.

Ahí empiezan las comparaciones odiosas y el castigo a las islas. Primer golpe: aunque el sistema, por ley, establece que Balears debe recibir como mínimo la media de financiación por habitante del Estado, lo cierto es que en el último año cerrado llegaron a las islas 1.918 euros por cada balear, frente a los 2.041 euros de media española. ¿Mucha diferencia? Bastante: si hubiese entrado la cantidad media, Balears tendría 136 millones más. Transformados en servicios concretos, darían para contratar 3.000 profesores de refuerzo en las islas, que conviven con los colegios más saturados, por ejemplo.

Segunda castaña: no es solo que no llegue Balears a la media que le promete la ley, es que la segunda comunidad que más aporta se queda a años luz de algunas que ponen muchos menos. El ejemplo más extremo es el de La Rioja, que recibe del sistema 2.623 euros por habitante y año, 705 más que Balears. Si las islas tuvieran esa dotación, contarían con 778 millones adicionales. Al año. Una barbaridad. Más de lo que se ha recortado en ocho años de crisis y sacrificios en forma de impuestos y recortes. Más de lo que cuesta pagar el funcionamiento de los hospitales. Más de lo que exige mantener la red educativa. Más de lo que se dedica a turismo, medio ambiente o innovación. En vez de eso, Balears pasa el trago de ser la tercera comunidad que más tarda en pagar a sus proveedores. Es decir, el sistema obliga al Govern balear a ser generoso con el resto de autonomías, y moroso con sus propios empresarios proveedores.

Recortes para pagar deudas

Y aún hay un tercer castigo asociado al sistema: como a Balears no le da para pagar sus servicios básicos, pese a estar pagando los de otras comunidades, toca endeudarse para salir adelante. Vivir a crédito. ¿Resultado? Todos los esfuerzos de años para ajustar el presupuesto han acabado pagando intereses bancarios y amortizaciones de deudas del pasado. Concretamente, de 2010 a 2015, las partidas para devolver la deuda y pagar intereses crecieron exactamente en 602 millones de euros. Mientras tanto, el dinero destinado a Educación y Sanidad, dos de los servicios más básicos, se reducía en 58 millones. 58 millones menos sobre el gasto sanitario más bajo del Estado.

Todo para que los recortes e impuestos sirviesen solo para afrontar el pago de deudas del pasado, derivadas de dos factores que destaca el presidente del Cercle d´Economia de Mallorca, Andreu Rotger, en la entrevista que acompaña a estas líneas. Para empezar, la deuda echa raíces en el despilfarro en obras innecesarias, absurdas o directamente corruptas: del Palma Arena al metro, pasando por la frustrada ópera flotante de Matas. Y además, el endeudamiento disparado y disparatado nace de una insuficiente financiación durante décadas, que hizo que durante casi 20 años por cada 135 euros que la isla mandaba al sistema con el que se financian las comunidades, recibiese a cambio apenas 75 euros para pagar sus servicios básicos. Una comparación lo explica: Extremadura y Balears tienen una población similar, pero Extremadura recibe al año 160 millones más. ¿Cómo hacen las islas para atender a sus ciudadanos con menos dinero? Pues dando un servicio peor y endeudándose para pagarlo. Esa diferencia, que hoy es de 160 millones con Extremadura, llegó a superar los 500 millones al año.

De ahí el concepto de "deuda histórica" que el Cercle o el actual Govern usan para pedir que se condone la deuda balear (8.500 millones, el 60% en manos del Estado). Y de ahí la inmensa duda de qué habrían hecho políticos de ayer y presidiarios de hoy, como Matas (PP) y Munar (UM), con más dinero llegado del Estado. ¿Estaría Balears, la tercera comunidad más endeudada, en mejor situación, o se habría fundido el superávit en foros con Urdangarin o megaproyecto pagados con dinero público? A saber. Pero si sobre las cuentas recién liquidadas se aplicase el principio de ordinalidad (si eres el segundo que más pones, eres el segundo que más recibes) la comunidad dispondría de cientos de millones más. Al menos 500 euros más por habitante (que es lo que reciben Extremadura o Cantabria). Muchos. Como para acabar con los recortes y empezar a pensar en reducir deuda.

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