-El turismo crece en Balears y el turismo francés no es una excepción. ¿La seguridad es un atractivo más importante que nunca?
-Seguro. Es lo primero que pesa en un francés cuando toma la decisión de venir aquí por primera vez. Luego están los servicios, el clima y el paisaje. Entre los franceses todavía existe un estereotipo de Balears, de mucho cemento, pero cuando llegan aquí quedan maravillados. Este año en el consulado, donde vienen muchos franceses de paso, estamos convencidos que el turismo francés en Mallorca está creciendo mucho.
-Igual que identificamos a turistas de otras procedencias, ¿cómo es el turista francés?
-Es un buen turista. Evidentemente hay un turista que busca, como muchos otros, el sol, la playa y el descanso, pero por otra parte al francés le importa, y mucho, la gastronomía, comer y beber bien, y también conocer la isla, sus rincones y a las personas. Se lo decía hace poco a la presidenta de los hoteleros, Imma de Benito: el turismo francés es uno de los nichos importantes para la desestacionalización, para que vengan más turistas, y de mayor poder adquisitivo, desde el mes de octubre al mes de marzo, apostando por la cultura, el shopping, la gastronomía y otros alicientes que puede tener Balears en invierno.
-En Francia se paga desde hace años un impuesto turístico. ¿Cómo ven los turistas franceses pagarlo aquí en Balears?
-La tasa que se paga en los hoteles existe en Francia desde que tengo memoria y nunca nadie se ha rasgado las vestiduras. No entraré a valorarlo aquí en Balears, pero le puedo decir que desde que se ha puesto en marcha el tributo este mes no tengo conocimiento de ninguna queja. No hay
ningún francés que me haya llamado o escrito para decirme que estuviera disgustado o en contra. Eso es así. Llevamos veinte días. Veremos hasta final de temporada qué ocurre.
