El que fuera yate del rey Juan Carlos se va a poner finalmente en alquiler. La naviera Baleària ha confirmado que en estos momentos está tramitando los permisos para que el antiguo Fortuna, rebautizado Foners, pueda ser destinado al mercado chárter, aunque de momento no se facilitan datos respecto a la fecha a partir de la cual se quiere comercializar o cuál va a ser su precio, aunque respecto a este último desde el sector náutico se vaticina que va a ser "muy alto".

Desde Baleària se aporta la información con cuentagotas, sin ir más allá del reconocimiento de que ese destino de la embarcación ya está acordado y que hasta ahora no se han hecho modificaciones en la misma, lo que supone que sigue contando con sus famosas turbinas que la convierten en una de las más rápidas de su gama pero que conllevan un consumo de carburante extraordinariamente alto.

En opinión de representantes del sector del chárter náutico, lo más probable es que finalmente se opte por hacer un cambio de motores, en favor de otros de consumo más "razonable", ya que en caso contrario serían poquísimos los que podrían permitirse pagar el precio que supondría disfrutar de unas jornadas en el que fuera yate de recreo de un rey.

En cualquier caso, no se oculta que el Foners cuenta de entrada con varios inconvenientes a la hora de comercializarlo como embarcación de alquiler. En primer lugar, la previsión de que su precio será muy alto hace que solo vaya a estar al alcance de unos pocos bolsillos privilegiados "y si a éstos les gusta el mar, seguro que ya tienen su propia embarcación y no necesitan alquilar otra", señala un representante del sector náutico.

Ese alto precio se justifica por la elevada tripulación que exige su manejo y por tener que contar con mecánicos en ella, a lo que se suma el consumo de carburante (especialmente si no se realiza el cambio de motores, tal y como se asegura desde Baleària) y el que se trata de un barco emblemático por haber sido utilizado por un rey, lo que supone un 'extra' a pagar.

Además, su interior está diseñado de tal forma que ofrece un trato claramente preferencial a uno de sus pasajeros, en este caso el Rey, en detrimento de otras dependencias, lo que supone un problema si ahora se pretende alquilar a un grupo.

Por ello, no se descarta que finalmente sea un yate que se alquile a grandes empresas como elemento de prestigio, no tanto para navegar como para llevar hasta él a clientes con los que se quieran cerrar negocios y a los que se busque impresionar. "No hay que descartar que pase la mayor parte del tiempo atracado en algún puerto y que salga muy poco a la mar", según se señala, y se bromea con que "puede ser como el palco del Santiago Bernabéu, al que muchas veces se va a cerrar acuerdos sin importar demasiado el resultado del partido".

Hay que recordar que el rey Juan Carlos renunció al entonces denominado Fortuna en mayo de 2013, en un momento en el que su imagen atravesaba por horas bajas. Eso provocó que los empresarios que en su momento lo financiaron junto al Govern, con un coste que se acercó a los 20 millones de euros, reclamaran su devolución. Este grupo empresarial intentó venderlo inicialmente por 10 millones de euros, pero el escaso interés registrado a la hora de hacerse con su propiedad hizo que finalmente pudiera ser comprado por Baleària por 2,2 millones de euros. El objetivo era usar sus motores en algún fast ferry, pero los problemas para su mantenimiento y la bajada del precio del carburante hicieron que finalmente se descartara ese plan, lo que solo dejaba las opciones del alquiler del yate o su venta.