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La fiesta en paz

Fuego a discreción contra el catalán

José María Pemán, adalid del catalán en 1970.

Qué tiempos aquellos en los que José María Pemán salía en defensa de la lengua catalana desde las páginas del Abc! Sí, es el mismo Pemán que escribió aquello de "viva España, alzad los brazos hijos del pueblo español, que vuelve a resurgir...", la letra del himno nunca oficializada pero promovida por el franquismo. Sí, el mismo periódico guardián de las esencias de la españolidad.

El 19 de abril de 1970, cinco años antes de la muerte del dictador, escribió un artículo en el diario madrileño con el título ´El catalán, un vaso de agua clara´. El articulista gaditano salía en defensa de nuestro idioma y arremetía contra un procurador en Cortes, de nombre Adolfo Muñoz Alonso, que se había opuesto a que el catalán se enseñara en las escuelas y había llegado a calificar de "virus" su utilización.

Poco que ver con lo que sucede casi cinco décadas después. Si el Govern promueve un plan de uso del catalán, las baterías mediáticas instaladas en Madrid y Sevilla comienzan a disparar sin tregua. Y sin preguntar demasiado, porque los matices no interesan. No se discute si una o cinco medidas de 136 son inadecuadas o, incluso, ilegales (y ya se sabe que el Constitucional está encantado de salir en defensa de la amenazadísima lengua castellana frente a la prepotente catalana). Se descalifica globalmente.

Los opinadores de la derecha-derecha madrileña responden con fiereza a determinados estímulos. Es escuchar la palabra "catalán" y comenzar a morder. Intentan arrancar jirones desde el Consolat de la Mar hasta Ferraz, e incluso los nuevos dirigentes del PP balear sufren algún rasguño por su conocido y radical talante filocatalanista.

Curiosamente, estas actitudes encuentran en Balears el respaldo entusiasta de un grupo político con representación parlamentaria, Ciudadanos, que se suma con entusiasmo a cualquier iniciativa de desgaste y descrédito del catalán.

Es absolutamente cierto que la lengua catalana está en recesión en Balears. El aluvión de inmigrantes de todos los continentes y de residentes europeos la ha convertido en una lengua indígena molesta para muchos de los recién llegados. Bastantes de ellos ni entienden ni comprenderán nunca la necesidad de hablar en otro idioma distinto al suyo.

Probablemente tienen razón quienes auguran la extinción del catalán en las islas y hasta en Cataluña. No será la primera ni la última lengua que desaparece. Quizás en unas décadas sea un idioma que solo se hable en algunas familias. Como ocurre con el tsishima, un dialecto japonés que solo conocen 15 familias.

Sin embargo, aquellos que sueñan con la desaparición deben de comprender o tolerar que quienes hemos mamado este idioma desde la cuna le tengamos un cierto aprecio. Incluso que deseemos tomar medidas para mantenerlo vivo el mayor tiempo posible.

Y en esta línea va La proposta d´actuacions en matèria lingüística per al quinquenni 2016-2021. "Propuesta" y "herramienta de trabajo" eran palabras obviadas por los artilleros contra el catalán. Como probablemente serán acalladas las matizaciones del Govern, quien, con tino, ha descartado las medidas que suponían una injerencia en la actividad privada.

En España abundan las opiniones como las del procurador Adolfo Muñoz Alonso: "Mucho cuidado con creer que la lengua es solo vehículo a través del cual los hombres se comunican, porque también a través de ellas se filtra el alma y, a veces, los virus para el alma". Y escasean las de Pemán, escritor franquista hasta la médula: "El catalán, en sí, no es un problema: es una evidencia. Lo que ocurre es que las evidencias cobran fisonomía contorsionada de problema cuando son manejadas por los políticos... En Puerto Rico, cada día más, es hablado el inglés por personas que piensan el español. Les puede salir el tiro por la culata y herir la hispanidad al que no valore en el pleito del catalán lo que es ser la lengua del pensamiento... Hablar o leer o aprender el catalán es un hecho simplicísimo. Se trata de beber un vaso de agua clara".

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