La sección segunda de Palma destaca en la sentencia donde condena al expárroco de Can Picafort a 6 años de cárcel por numerosas agresiones y abusos sexuales a Maria Serra, cuando ésta tenía 10 años de edad, la violencia e intimidación con que el sacerdote violó a la entonces niña.

La sentencia respeta el acuerdo de conformidad sellado el 4 de julio entre Pere Barceló, por un lado, y por otro el fiscal Ramón Vázquez y el acusador particular Carlos Nadal, en nombre de la víctima.

El acusado, que ha recurrido ante el Vaticano su expulsión como cura, por lo que legalmente sigue siendo presbítero, reconoció ante el tribunal todos los abusos sexuales y violaciones bucales y vaginales a la niña, perpetradas entre principios de 1997 y todo 1998.

La sentencia también otorga plena credibilidad al relato de las agresiones sexuales hecho por Maria Serra el día de la vista oral.

Las partes decidieron, ante el reconocimiento por parte del expárroco y el contundente testimonio de la víctima, renunciar a otros testigos o a más pruebas.

El tribunal resalta que en aquellos años Pere Barceló intimidó a la víctima para que no se resistiera a sus ataques sexuales. El entonces catequista Mateu Ferrer (hoy periodista de Diario de Mallorca) sorprendió al cura abusando de la niña y denunció los hechos a la fiscalía al cabo de un tiempo. Barceló no se amilanó por la denuncia y, por el contrario, sus ataques fueron aumentando en frecuencia y gravedad.

"Lo pagarás caro si hablas"

El expárroco amenazó a Maria Serra para que no contara la verdad sobre los abusos y le dijo que si hablaba lo pagaría caro. La menor, asustada, negó ante los investigadores las agresiones y el caso quedó archivado.

Maria Serra decidió, en noviembre del 2012, denunciar las violaciones tras ver en TV3 el documental Els Monstres de casa meva, sobre pederastia.

La Audiencia también resalta el daño psicológico sufrido por Serra, que ha tenido que seguir tratamiento con la Fundación Rana, una entidad que lucha por prevenir los abusos sexuales a menores.

Los magistrados afirman que Pere Barceló se prevalió de su condición de sacerdote y párroco y que la víctima lo veía entonces como una persona superior. La pequeña no contó a nadie lo ocurrido y mintió ante los investigadores.

Barceló empleó violencia para vencer la débil resistencia de la niña y acallar sus llantos y quejidos de dolor durante las violaciones, según describe la sentencia.

El fallo prohíbe a Pere Barceló acercarse o comunicar con Maria Serra durante cinco años a partir de su cumplimiento de los seis años de cárcel.