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Educación

Las mejores alumnas se van a Medicina; Farmacia y Nutrición

El ámbito sanitario se lleva los expedientes más brillantes de las islas: Irene Cantallops, Laura Moreno y Marta Cuenca

Laura Moreno, Irene Cantallops y Marta Cuenca muestran en una hoja su nota y qué quieren estudiar. b.ramon

Son chicas, son jóvenes, saben lo que quieren y se han esforzado para poder conseguirlo: Irene Cantallops Pérez, Laura Moreno Bueno y Marta Cuenca Martínez tienen los mejores expedientes académicos de acceso a la universidad de este año.

Entre su promedio de Bachillerato y de Selectividad, su nota se queda a escasas décimas de la perfección: Irene ha sacado un 9,814 (un 13,42 si contamos los exámenes voluntarios, con los que se puede aspirar a tener una nota máxima de 14); Laura, un 9,8 (13,5); y Marta un 9,8 (13,6).

Las tres quieren ir al ámbito sanitario y sabían que necesitaban sacar más de un doce para entrar: objetivo conseguido y superado. Ahora pueden elegir y estudiar lo que quieran y dónde quieran.

Irene, alumna de Madre Alberta, quiere ir a la Universitat de València a estudiar el doble grado de Farmacia y Nutrición Humana y Dietética; las otras dos se decantan por Medicina: Laura, de La Salle, anhela estrenar la nueva facultad de la UIB mientras que Marta, formada en San Cayetano, prefiere irse a la Universitat de Barcelona.

Laura quiere quedarse aquí y se siente afortunada de que justo abran Medicina el próximo curso y tener esta opción. No cree que vaya a 'pagar el pato' de ser la primera promoción sino todo lo contrario: "Como es el primer año creo que estarán muy atentos y alerta para que todo vaya muy bien", apunta. "Además hay menos plazas por curso que en otras universidades". Añade que le gusta mucho el hecho de que la facultad esté dentro del hospital de Son Espases:"Está todo a mano, cerca".

"A mí me gusta lo mismo de la facultad de Barcelona, que está dentro del Hospital Clínic", indica Marta. Ella prefiere irse porque allí tiene familiares que son médicos, argumenta.

Medicina también tentó a Irene. A su alrededor sus familiares le insistían, pero a ella le gusta la parte química y biológica, pero no tanto la práctica: "Me gusta saber dónde están las cosas en el cuerpo y cómo funcionan, pero no tocarlas". A principios de este año descubrió que existía este doble grado de Farmacia y Nutrición y le interesó mucho. Solo se oferta en la Universitat de Barcelona y en la de València y al final se ha decantado por esta última por un tema económico.

En esta Selectividad las tres han cosechado dieces en varias asignaturas y no han bajado del 8,5 en ningún examen. Sus notas les reportan una importante ventaja: tienen pagado el primer año de carrera. Aseguran que no se esperaban para tener los mejores expedientes de Balears. Y aunque ellas van sobradas, tienen amigos que no podrán entrar en la carrera que querían por no alcanzar la nota de corte y consideran que el sistema puede ser muy injusto: "Es muy frustrante, tengo compañeros que no podrán estudiar Medicina por apenas unas décimas y no pueden pagar una privada", indica Laura. "Hay gente que no podrá estudiar Medicina por la nota, pero ser buen médico no es sinónimo de tener buena memoria", opina Irene.

¿Cuál es la clave para triunfar en Selectividad? Las tres -que hasta ahora no se conocían- coinciden en señalar dos aspectos: la organización y el saber desconectar, hacer otras cosas. Que no todo sea estudiar. Tener aficiones y amigos. "Encerrarse en casa sin salir ni hacer nada más, ser el típico empollón... luego no se saca tan buenas notas", considera Marta mientras las otras dos asienten.

De hecho, ellas tiene una agenda muy completa: desde los siete años Marta hace gimnasia rítmica y entrena tres días a la semana dos horas y media; Laura ha dejado este año el fútbol, pero ha seguido con el pádel y el piano; Irene sale a correr, monta a caballo y también estudia música. Organizarse es obligatorio: "Si tienes toda la tarde libre igual te relajas, pero si yo sé que solo tengo dos horas después del entreno, las tengo que aprovechar para estudiar", razona Marta.

¿Y lo de estudiar el día de antes del examen funciona? En Primaria y en ESO sí, pero en Bachillerato ya no tanto, aseguran. El esfuerzo constante y diario se impone.

En teoría, ellas serán de la última promoción que haga Selectividad, tras 40 años de historia, y se sienten afortunadas por ello. La idea de jugarse el título de Bachiller a un sólo examen -la reválida- no les convence: "Es horrible, ¿y si tienes un mal día?", plantea Irene, "y si suspendes, ¿qué haces, vuelves a empezar?"

La propuesta del ministerio de Educación de que cada universidad puede hacer sus propias pruebas tampoco les parece una buena idea, por el coste del traslado -"Y más nosotros, que estamos en una isla"- y por el hecho de que cada universidad planteará exámenes desde su enfoque y requerirá una preparación especial.

Irene y Marta, que tienen sendas hermanas adolescentes, ven además cómo los más jóvenes están ahora en un momento de incertidumbre total, ante la falta de información sobre cómo se gestionará a partir del curso que viene el acceso a la universidad: "Nosotros hemos tenido ejemplos de exámenes para practicar", apunta Irene, "y los profesores sabían cómo enfocarlo". Marta añade que mucha gente ya ha hecho Selectividad "y piensas que si ellos han podido, tu también podrás".

Ellas, las estudiantes más brillantes, destacan en la comunidad que precisamente arroja los peores indicadores educativos. ¿Cómo lo ven ellas desde dentro, qué creen que falla? Las tres vuelven a coincidir: ven que sus padres tienen más "cultura general" y se acuerdan de muchas más cosas, aunque no creen que a su generación se les esté exigiendo menos. Creen que ahora se exigen cosas diferentes, que hay "mucha más presión" y, aunque saben que se habla de proyectos de enseñanza que no se centran tanto en el aprendizaje memorístico sino en que el alumno sepa razonar y explicar lo que está estudiando, a tenor de lo que han hablado con amigos de otros colegios aún predomina el "empollar mucho y luego vomitarlo en el examen", lamenta Marta.

Las tres jóvenes subrayan la importancia clave que tiene el profesor: "Hay de todo, profesores buenos, malos y profesores que son un desastre", apunta Laura, "y un profesor malo puede hacerte desistir de una asignatura y romper tus sueños". Concluyen que no hay nada peor que un profesor desmotivado y admiten haber tenido a algunos. Ellas se acuerdan de los que sí les han ayudado y acompañado en este proceso: Laura cita a Tomás Balaguer y Xesc Figuerola; Marta rememora a Pere Company y Paqui González; e Irene, no quiere olvidarse de Lina Sastre y Catalina Barceló.

Irene, Laura y Marta son chicas, son jóvenes y tienen muy claro qué quieren. Y ya han dado un importante paso para lograrlo.

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