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Robots y Lego

Material escolar del siglo XXI

Este año una quincena de centros han introducido la robótica con piezas de Lego en actividades extraescolares y en las clases. - El próximo curso casi medio centenar de colegios usarán los famosos ladrillos de plástico como herramienta educativa

Material escolar del siglo XXI

Robots y Lego, ¿qué puede salir mal? ¿Qué niño no se siente atraído por esta combinación? La compañía danesa hace tiempo que vio que sus ladrillos de plástico tenían muchas posibilidades más allá del juego. Es una herramienta que ofrece un montón de opciones, ¿por qué no utilizarlo como un elemento educativo más?

Por eso nació, hace 35 años, Lego Education. Y así las pequeñas piezas empezaron a ser protagonistas de actividades extraescolares, enfocándolo desde el punto de vista de la robótica. Luego ya entraron directamente en el horario lectivo, como una herramienta más para la enseñanza, como podría ser la regla o la calculadora.

El movimiento empezó fuerte en Estados Unidos y poco a poco se ha ido extendiendo por todo el mundo. En España, Madrid y sobre todo Cataluña -donde hay una mayor sensibilidad hacia la innovación educativa- han sido las primeras ciudades en sucumbir al atractivo de Lego como herramienta educativa. En Mallorca el afán innovador que se está afianzando en cada vez más centros educativos también está despertando el interés del profesorado por el mundo Lego.

Lo cuenta Jaume Català, director de Robotix Mallorca, distribuidor oficial de Lego Education en Balears desde hace tres años.

Este curso su decena de monitores -ellos lo llaman "facilitadores"- han desarrollado actividades en 16 centros educativos de la isla, además de impartir sesiones extraescolares y dar cursos de formación a profesores, como el que esta semana han llevado a cabo en el IES Antoni Maura.

Las previsiones de Català para el curso que viene es rozar el medio centenar de centros: el triple que ahora. Están en plena expansión. En toda España, ya hay más de 15.000 estudiantes aprendiendo y divirtiéndose con Lego.

"Habilidades del siglo XXI"

"La robótica es una excusa", narra Català, "el objetivo es desarrollar las habilidades del siglo XXI". Aclara: "No solo aprenderán a programar, tecnología y competencia matemática, además trabajarán la resolución de conflictos, la creatividad, el trabajo en equipo...". Y todo de una manera "asequible y motivadora". Y hay niveles para trabajar tanto con niños de seis años como con chavales de 14. E incluso se puede utilizar antes, en los niveles de cuatro y cinco años, aunque en ese caso, matiza Català, no se enfoca desde la robótica sino desde un modo más sencillo.

Los profesores se animan cada vez más a introducir el Lego a nivel curricular, en clase de Informática y de Tecnología -las opciones más evidentes- pero también en Matemáticas y Física, para calcular distancias, operaciones con grados... También puede utilizarse en enseñanzas más humanísticas, con opciones como el StoryStarter, para contar cuentos a través de fichas, o el Built to Express, para que los niños representen distintas palabras y lo que les transmiten con piezas. Se trabaja así la expresión oral, la creatividad e incluso la inteligencia emocional.

Català señala que dada esta versatilidad los robots de piezas pueden ser muy útiles en los centros que trabajan por proyectos, ya que los docentes pueden "usarlos desde distintas perspectivas".

Por eso el instituto Antoni Maura, uno de los centros de Secundaria pionero en este forma de trabajar contenidos más allá de las asignaturas, ha organizado esta formación para docentes -para los suyos, pero también para los de otros centros que estén interesados-.

Tecnología, Informática y Ciencia

"La robótica con Lego complementa muy bien nuestra forma de trabajar", explica Yolanda Martínez, jefa del departamento de Tecnología de este IES. Su idea es empezar por sustituir la enseñanza de los contenidos teóricos de esta asignatura por la robótica práctica: que prueben a hacer grúas, trabajar con sensores, programar... Luego ya irán incorporando contenidos de otras materias, como Biología o Matemáticas.

Martínez subraya la importancia de que los niños aprendan a resolver problemas: plantearles un reto y que se estrujen el cerebro y trabajen en equipo sobre cómo solucionarlo. Y para que después, cuando cada grupo exponga su propuesta, vean cómo siempre hay varios caminos para llegar a un mismo sitio. Pura creatividad.

La primera tarea que María Vázquez, una de las monitoras de Robotix Mallorca, les encomienda a los profesores es fácil: hacer un pato con piezas de Lego. Un sencillo pato, sin robotizar. Luego los comparan para comprobar como teniendo el mismo objetivo y el mismo material, hay muchas opciones posibles.

Después ya vienen las nociones de robótica. Y para que aprendan a manejarse con los robots, María hace con los profesores lo que luego ellos harán con los niños: exponerles una problema y pedirles una solución.

Primero, les presenta el Mindstorm V3. El robot que será su material escolar. Segundo, explicarles su problema: "He hecho una tarta pero me tengo que ir a dar unas clases y no quiero que me la quiten como me pasó la última vez, necesito un vigilante que dé vueltas alrededor de la tarta para que nadie me quite ni un trozo". Pues nada, a programar. Primero lo hacen desde el ordenador, luego ya aprenderán a hacerlo desde el mismo robot.

Reto a reto se va incrementando la dificultad según avanza el curso. El último es lograr que el robot sea capaz de salir de un laberinto, tenga la forma que tenga éste, utilizando tres sensores: el ultrasonido, el giróscopo o el de presión.

Despertar vocaciones científicas

Yolanda señala que utilizando estos materiales, tan atractivos para los chavales, confían en despertar en los estudiantes la curiosidad e incluso alguna vocación por la ciencia y la tecnología.

Y no es un objetivo menor: cabe recordar que el propio ministerio de Educación ya ha expresado su preocupación por la notable caída de alumnado en las carreras científico-técnicas en España. El país tiene hoy un 25% menos de estudiantes de estas titulaciones que hace diez años.

La Escuela Politécnica de la UIB ya ha empezado a moverse para incentivar el interés por estos estudios, impulsando programas innovadores y firmando convenios con varias empresas. Una de ellas, Robotix Mallorca. ¿Para qué?

Para que la UIB acoja en febrero de 2017 la primera edición balear de la First Lego League, una competición por equipos en que los participante han de realizan un proyecto científico partiendo de un tema común y diseñar y programar un robot con Lego.

Se planteará un desafío temático -Animal Allies es el que se planteará para el curso 2016/2017- para interesar a los jóvenes en la investigación, la resolución de problemas, la ciencia y la tecnología. Los ganadores podrían pasar a la fase nacional y de ahí a la internacional.

La First Lego League es una competición mundial que se celebra desde 1998 y crece año tras año. En 2015 participaron 29.000 equipos de todo el mundo. España participa desde 2006 y Balears por fin se sumará a la competición a partir de febrero.

La combinación de Lego y robots parece que por sí sola ya lo tiene todo para triunfar, aunque falta sumar un elemento a la ecuación para exprimir su potencial educativo: profesores y centros receptivos a la innovación educativa.

Jaume Catalá asegura que ésa sensibilidad ha sido la clave del éxito de Robotix en Cataluña, referente en proyectos educativos innovadores. Explica que él también ha detectado este espíritu de cambio en Mallorca: "En los colegios hay una sensación de que el modelo usado hasta ahora ya no sirve", apunta, "hay muchos centros que quieren cambiar pero no saben hacia dónde ir".

En su opinión, no hay que cambiarlo todo, pero sí "introducir cambios para adaptar la escuela a la realidad de hoy". Y en ese proceso, defiende, herramientas como Lego pueden tener un importante papel. Si el alumnado cambia, la escuela cambia y también cambia el material escolar.

Laura Monzó, jefa de estudios del Antoni Maura, resume el objetivo que persiguen en su centro -con Lego y en general- de forma muy sencilla: "Que los alumnos vean que las cosas que aprenden tienen un sentido".

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