La población de Balears, y consecuentemente el consumo de sus recursos, no deja de crecer, pero además lo está haciendo a una velocidad superior al del resto de comunidades autónomas y en contra de la tendencia del conjunto del país, ya que la cifra de residentes en España mantiene una ligera tendencia descendente, según el informe facilitado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Ese ritmo se explica porque el archipiélago tiene todos los 'motores' poblacionales activos: hay más nacimientos que defunciones, la llegada de extranjeros supera las salidas, y llegan desde otras comunidades más personas de las que se van a otros puntos del país.

Los datos del INE cifran el número de residentes en el archipiélago a 1 de enero de este año en 1.134.657, lo que supone 9.684 personas más que a principios de 2015, o lo que es lo mismo, un incremento del 0,86%. Ambas cifras, tanto la absoluta como la relativa, resultan extraordinariamente significativas.

En el caso de la tasa de aumento, ese 0,86% convierte a Balears en líder dentro de España. Ninguna otra autonomía muestra un ritmo como ese. Así, el segundo lugar corresponde a Madrid, con un 0,75%; y el tercero es para Canarias, con un 0,35%. Solo cuatro comunidades más muestran evoluciones positivas, como Murcia (0,1%), Navarra (0,09%), Cataluña (0,09%) y Andalucía (0,03%).

Porque en el resto del país, la cifra de habitantes se recorta. En concreto, en el conjunto de España se da un descenso del 0,02% (11.142 personas menos), una situación especialmente acentuada en Castilla y León, con una bajada del 0,94%, y en Asturias, con un 0,88%.

Pero como se ha indicado, el hecho de que Balears gane 9.684 habitantes resulta también muy relevante, por cuando esa cifra, correspondiente a una autonomía uniprovincial y situada en el grupo de las menos pobladas del país (quedan por debajo Asturias, Cantabria, Extremadura, Navarra y La Rioja), solo se ve superada por Madrid, con sus 47.924 residentes más respecto a la entrada en 2015. Es decir, Balears ha asumido en un año más nuevos habitantes que Cataluña, donde ese alza es de 6.888 personas.

Tres motores en marcha

¿De dónde viene semejante crecimiento poblacional en las islas? La primera causa es la llegada de personas desde el extranjero, con 4.194 más de las que se han ido. Esta cifra es la tercera más alta del país, y solo se ve superada por el aumento de 8.203 personas por esa vía que se ha dado en Madrid, y las 6.419 de Canarias. Solo cuatro comunidades tienen un saldo migratorio con el exterior positivo, y en el caso de Galicia es muy poco significativo, con 163 residentes ganados por la entrada de personas desde el extranjero. En el conjunto de España, los que se han marchado superan a los que han llegado en 8.389 individuos.

La segunda vía de crecimiento de la población balear es la entrada de nuevos residentes desde otras comunidades autónomas. En este proceso migratorio en el interior de España, las islas ganan 3.316 habitantes, de nuevo la tercera cifra más alta del país, solo por detrás de los 21.809 individuos obtenidos por Madrid y los 3.927 de Cataluña, aunque hay que recordar que el peso poblacional de estas dos comunidades en muy superior al de las islas.

Y también el saldo vegetativo es positivo para Balears, es decir, en las islas nacen 2.174 personas más de las que fallecen. En este caso, el resultado es más relevante en Madrid (17.912 personas), Andalucía (8.546), Cataluña (5.092) y Murcia (4.817).

Pero también aquí hay que destacar un hecho: el archipiélago es una de las pocas zonas del país que muestra saldos positivos en estos tres capítulos, una situación que solo se da también en Canarias y Madrid.

Un dato que se viene destacando insistentemente es que los dos primeros apartados, tanto la llegada de personas desde el extranjero como desde otras autonomías, están muy vinculados con el carácter turístico de Balears, que convierte a las islas en un lugar enormemente atractivo para las personas que buscan mejorar su situación laboral, un dato que se refleja en el hecho de que el archipiélago tiene ya a más individuos con un puesto de trabajo que antes de iniciarse la crisis económica. Este crecimiento coincide también con un momento en que resultan patentes los problemas para acceder a una vivienda.