El obispo de Mallorca intenta zafarse de la espinosa situación a la que se ha visto arrastrado con total deliberación. Tras ser acusado ante el nuncio de la ruptura matrimonial de su por entonces secretaria personal, volvió a ocupar un lugar destacado como posible instructor de la demanda de nulidad del matrimonio reclamada por la citada Sonia Valenzuela, alto cargo del PP en la pasada legislatura y aspirante a encabezar las listas populares al Congreso por Balears. Javier Salinas no ha dado ningún paso para desmarcarse de un procedimiento en el que está involucrado personalmente, por la "amistad íntima" que denuncia el esposo. Sin embargo, la retirada de la petición de anulación camufla un escándalo que monopoliza desde hacer un año la actividad de la diócesis.
El desistimiento de Valenzuela tiene lugar después de que su esposo durante un cuarto de siglo, el aristócrata mallorquín Mariano de España, presentara un escrito de recusación contra el obispo de Mallorca. El marido pretendía así impedir que Salinas se aprovechara de los dilatados poderes de instrucción que el papa Francisco ha delegado en sus responsables diocesanos.
De España consideraba que el obispo estaba inhabilitado para participar en el procedimiento, dado que es el "sustrato" de la ruptura familiar. Acusa sin ambages a Salinas de la "abducción brutal" de su esposa. Ha llevado el caso al nuncio Renzo Fratini, y lo ha expuesto en una encendida carta entregada al Papa Francisco. La demanda de nulidad causó asombro en ámbitos jurídicos y eclesiásticos. Se consideraba un desafío adicional en que el obispo volvía a actuar, ahora en juez inapelable, contra quien fuera su generoso anfitrión gastronómico en la emblemática finca de Pastoritx.
De España se personó en el palacio episcopal para presentar su recusación, generando una oleada de comentarios. El marido no descarta que la relación de "amistad íntima", con numerosa visitas en horarios intempestivos al palacio episcopal y decenas de horas de llamadas telefónicas de madrugada, continúevigente en la actualidad. De ahí que considerara inapropiada la intervención como árbitro supremo del prelado, a quien tacha de causante de la fractura del matrimonio.
Aunque en el caso judicial ha evitado pronunciarse, Salinas ha incurrido en numerosas contradicciones a la hora de describir la relación con su secretaria personal. La "amistad íntima" incluía el intercambio de alianzas, que el obispo lucía orgulloso junto a su anillo episcopal.
El desistimiento por vía eclesiástica ha coincidido con el acuerdo matrimonial por lo civil. Ayer debía celebrarse el juicio de separación entre De España y la secretaria del obispo. El miércoles ratificaron un convenio confeccionado por sus letrados, y que sorteaba la intervención judicial. A resultas del acuerdo, el aristócrata vuelve a ser el señor único de Pastoritx tras la partida de su mujer.
