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Poesía

Niños de once años enganchados a la poesía

Volver a los clásicos puede ser revolucionario y efectivo. Lo prueba el proyecto poético al que se han entregado los estudiantes de sexto del colegio Jaume I: leen y recitan, se apasionan y mejoran sus resultados

Los alumnos y profesores implicados tras un ensayo general del recital de ayer.

"Puedo escribir los versos más tristes está noche", escribió Pablo Neruda. "Puedo escribir los versos más tristes esta noche", recitaron ayer Javi y Deivi. Y la que esto firma puede tratar de escribir el reportaje más bonito esta tarde pero sabe que será difícil transmitir con letras y tinta la emoción que supone ver a niños de once y doce años recitando poesía con sentimiento; la emoción de escuchar a niños decir: "A mí es que me gusta mucho Goytisolo".

Solo un poeta podría plasmar con justicia la alegría interna que da encontrarte con niños de once años declamando a Miguel Hernández o a Alfonsina Storni por los pasillos del colegio, mientras sus amigos les escuchan en silencio. El asombro de oír la seguridad con la que recita un chaval que habitualmente tiene problemas de dicción. O, ante las elevadas estadísticas de fracaso escolar de Balears, la esperanza que transmite ese chico que el año pasado renegaba de la escuela y que hoy llega a clase entusiasmado.

Todo, gracias a la poesía. El colegio público Jaume I de Palma ha iniciado una pequeña gran revolución en sexto de Primaria enganchando a los niños a los versos y las rimas: un proyecto de innovación pedagógica de los docentes Kyka Bennasar y Alexandre Camacho que vuelve a los clásicos -blog mediante- para lograr la motivación de los chavales. "¡¿Quiénes sois?!", les preguntaba ayer por la mañana a voz en grito. La respuesta fue unánime, contundente y segura: "¡Artistas!".

Tras un año de trabajo, los chicos subieron ayer al escenario del Centre Cultural Sa Nostra para recitar los poemas elegidos por ellos mismos: de San Juan de la Cruz a Walt Whitman, de Lord Byron a Juan Ramón Jiménez. La emoción viajó del escenario a la platea y algunos se secaban las lágrimas disimuladamente mientras aplaudían. No sabemos si el conseller Martí March -invitado de honor- llegó hasta tal punto, pero no es aventurado decir que ayer fue de los días en que el conseller sintió orgullo de la educación pública.

Los maestros Bennasar y Camacho han redactado un artículo científico que se publicará en una revista especializada en el que explican su proyecto -La literatura en Educación Primaria como eje curricular: una innovación repleta de retos- , el método utilizado y los resultados obtenidos. Los objetivos iniciales eran expresar el gusto y el amor por la literatura como medio por exteriorizar sentimientos; lograr infundir un amplio abanico cultural; y dar contenidos de diferentes asignaturas de manera transversal (a través del contexto cultural y social de cada poema).

Los resultados son variados y todos positivos, pero los maestros destacan en primer lugar uno colosal: "Despertar el amor a las letras". No es poco, y tiene especial relevancia en un centro como el Jaume I, donde asisten muchos niños con necesidades educativas y donde conviven más de una quincena de nacionalidades.

El porcentaje de libros en el hogar es uno de los indicadores que los investigadores miden a la hora de determinar el contexto sociocultural del alumnado, y en las casas de muchos escolares del Jaume I no es una proporción elevada. Pero Benassar y Camacho han logrado que estudiantes que no tienen referentes de lectura se enganchen a la literatura. De los versos algunos ya están dando el salto a la novela y no solo la leen: muchos ya se han lanzado a escribir sus propios textos.

Se ha producido además un efecto contagio, y algunas madres hasta ahora no muy aficionadas a la literatura castellana han pedido consejo a Bennasar para meter un pie en este mundo que ha cautivado a sus hijos.

Juan Moreno, Juanito, es un ejemplo de chaval que hasta ahora no había tenido ningún referente lector y ahora de repente ha descubierto que esto de la poesía tiene su qué: "Yo es que soy mucho de Antonio Gala". Ayer recitó: "Me sorprendió el verano traicionero lejos de ti, lejos de mí muriendo. Junio, julio y agosto, no os entiendo. No sé por qué reís mientras me muero". Federico García Lorca es otro de los autores que también le tiran.

Estos maestros han puesto la base de un pilar fundamental y en el que renquea el sistema educativo: la comprensión lectora. "Hay alumnos que fallan problemas de matemáticas no porque no sepan hacer el cálculo, sino porque no entienden lo que les preguntan", revela Camacho, "eso es muy grave".

Mucha emoción y menos análisis

La poesía no es el género más popular entre el público adulto, ¿cómo despertarles el gusanillo poético a niños de once y doce años? Para empezar, aparcando por el momento el análisis literario ´mecánico´ (nada de detectar rimas asonantes, sinalefas o alejandrinos) y poniendo el acento "en la emoción".

Otro de los beneficios del proyecto no se puede medir en los boletines de notas, pero es más importante que lograr una Matrícula de Honor: subir la autoestima. "Hay niños con necesidades que en las otras asignaturas tienen problemas y aquí son los reyes". Basta ver su postura cuando recitan -espalda recta, cuello erguido, mirada decidida al público- para entender lo que dice Bennasar. Otra clave pare lograr esa motivación y ese espíritu crítico es dejarles elegir qué poema quieren trabajar. Y sus elecciones sorprenden ya que no siempre son fáciles, como la de Cédric y Thiago, que sorprendieron ayer con su lectura de A mis soledades, de López de Vega.

También epató José Muñoz, quien estrenó el escenario con Queda prohibido, unos versos de Alfredo Cuervo: "Queda prohibido llorar sin aprender, levantarte un día sin saber qué hacer, tener miedo a tus recuerdos...". . José declamó a ritmo de hip hop, apropiándose así del poema, haciéndolo suyo. Y ése es el valor de este proyecto: los chavales han descubierto la poesía y se la han hecho suya.

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