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Aerolíneas

La competencia se recrudece y abarata los vuelos en las principales rutas europeas

Volar a Madrid y Barcelona es más económico que nunca, tras la irrupción de nuevas low cost y la caída de precios del combustible - Lo mismo ocurre en rutas europeas como las que llevan a los principales destinos de Alemania y Reino Unido

Las conexiones veraniegas Aena hará caja con el boom gracias a unas tasas a las que no aplica ni descuento de resdiente

En la economía de los sueldos low cost triunfa el low cost. El salario no da para más. Y eso afecta a todo. A las gasolineras baratas de moda en Mallorca y al convencimiento de que todo en internet ha de ser gratis. A la ropa de franquicia irlandesa de prendas a euro y a los supermercados reyes de la marca blanca y el proveedor asfixiado. Y por supuesto, afecta al sector en el que empezó todo, el que vio nacer el low cost como modelo de éxito: el aéreo, que es el de los vuelos, que es de los viajes, que es el que sostiene Mallorca y sus sueldos low cost. Que este año darán para un poco más a quien quiera volar. Los precios baratos son más baratos que nunca, aunque con matices, que volar sigue siendo un privilegio condicionado por las leyes del mercado, eso de que solo hay ofertas cuando hay demanda. Pero antes de los matices, la generalidad de este verano low cost, en el que salir de la isla rumbo a la península costará de media un 2,5% menos que el verano pasado. Al menos en el fin de semana que cada año compara este diario, el que marca el cambio de julio de agosto, que esta vez es más barato (se han comparado viajes de ida el viernes 29 de julio y vuelta el domingo 31, sin aplicar en ningún caso el descuento de residente).

Denle las gracias por la rebaja a dos factores reconocidos por las aerolíneas. Primero y fundamental, el petróleo barato que les permite conseguir combustible asequible para ajustar sus tarifas más que nunca y, sobre todo, les anima a estrenar más rutas. Así se explica que este verano Son Sant Joan ofrezca 346 rutas directas, 38 de ellas nueva. Un nuevo récord, que se asienta en una segunda clave de los precios baratos: la desgracia ajena en forma de crisis de seguridad que padecen en destinos competidores del Mediterráneo, amenaza que hace que todas las compañías concentren vuelos en la base a la que todo el mundo quiere viajar: Isla Abarrote, la de los 26 millones de plazas de vuelo previstas este verano, también conocida como Mallorca.

Sumen la clave uno a la clave dos y obtienen automáticamente una explicación de síntesis: entre petróleo barato y una demanda inusitada de Mallorca por la falta de destinos alternativos, la isla y su mercado aéreo viven una competencia entre aerolíneas brutal, disputada al céntimo, de oferta imposible contra descuento inexplicable. Ahí tienen a Norwegian entrando en Mallorca con tarifas de 4,10 euros por volar a Madrid, a las que cuando se le suman las tasas les queda un precio de 24,90, por aquello de que el Estado español que inventó el descuento de residente no se lo aplica a sí mismo ni a su empresa, AENA, que sigue haciendo caja con los residentes.

AENA y Norwegian son de hecho buena parte de la explicación de los precios. La aerolínea porque, con Ryanair y Vueling, presiona a la baja los precios de un modo tan agresivo que nunca fue tan barato volar a ciudades como Madrid y Barcelona. Y AENA, la empresa antes pública y ahora semiprivatizada por el Gobierno Rajoy (PP) que gestiona los aeropuertos, está directamente relacionada con que los viajes no se abaratan más, como han denunciado últimamente en compañías como Norwegian, Ryanair, eaternam o incluso Air Europa, en las que se aboga por mayores rebajas de tasas en los enlaces con la isla de temporada baja, cuando la competencia se esfuma y los precios se disparan. Aunque el próximo invierno será más suave para el bolsillo del viajero volador de las islas, enfatizan en compañías como las citadas, en las que creen que el precio del combustible permitirá rebajas medias de en torno al 5% respecto al invierno pasado.

Pero aún queda mucho para eso. Antes toca verano. Verano de asfixia en tierra y de hiperactividad en el cielo, con 26 millones de plazas programadas para una isla en la que residen solo 800.000 personas. Ese exceso que amenaza los recursos y llena las cajas registradores del negocio turístico tiene como efecto la citada bajada de tarifas en las rutas a Madrid y Barcelona. El fenómeno se repite en otros escenarios de competencia implacable, como las rutas a Valencia y Málaga.

Alemania más cerca que España

Fuera de la península, la pugna entre aerolíneas hace que se pueda volar por menos de 150 euros desde prácticamente todas las grandes ciudades de Reino Unido, Austria y Alemania, con tarifas como los 93 euros por los que sale visitar Berlín en julio, una cifra que deja claro que en la isla del turismo alemán Berlín está mucho más cerca que Galicia, País Vasco, Asturias o Castilla y León. Al menos si la distancia se mide en euros. La comparativa sirve de paso para desnudar un problema: donde la receta liberal de oferta y demanda no llega, los aviones tampoco. Así el norte de España sigue estando igual de lejos de Mallorca, que es muy lejos. Y eso que las compañías también se animan este año a usar el petróleo barato para intentarlo. El problema es que para aprovechar sus ofertas hay que tener disponibilidad para viajar casi cualquier día, algo que la vida y el trabajo permiten a muy pocos. Son las cosas de la insularidad, que sobre todo se nota cuando realmente importa viajar. Y para esos casos no hay low cost que valga.

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