El hotelero mallorquín Francisco Miralles quiere llevar al banquillo de los acusados a los seis hijos del desaparecido empresario José María Ruiz Mateos. Los descendientes varones del dueño del imperio Rumasa están acusados de un delito de estafa, por lo que la acusación particular, que ejerce la letrada Isabel Fluxá, pide que cada uno de ellos cumpla una pena de seis años de prisión. El hotelero eleva el perjuicio que ha sufrido por esta estafa en 13,93 millones de euros. Toda la operación se focaliza en la venta del hotel Eurocalas, situado en Calas de Mallorca, que la familia Ruiz Mateos adquirió en el año 2006, acordando un precio de 22,88 millones de euros. La negociación entre ambas partes se celebró en el domicilio particular del patriarca de la familia, ubicado en la urbanización de Somosaguas. En la fecha de la venta el hotel estaba libre de cargas. En el momento de la firma el vendedor recibió 789.000 euros, acordando ambas partes el pago aplazado de 22,88 millones a través de pagarés que vencían cada mes. El comprador presentó como aval otro hotel de la península. El hotelero denuncia que fue engañado por una falsa solvencia, ya que ninguno de los hijos de Ruiz Mateos dispone un solo bien a su nombre.

Los Ruiz Mateos, a través de una serie de sociedades en las que figuraban testaferros, lograron obtener un préstamo de 20 millones de euros, hipotecando el hotel. El dinero no se invirtió en la mejora del establecimiento, ni en la compra de maquinaria. Se destinó a otras empresas controladas por el empresario jerezano que falleció el año pasado y quien también fue en su momento denunciado por estos hechos.

El escrito de acusación detalla la ingeniería financiera que aplicaron los compradores para obtener este crédito hipotecario y destinar el dinero a otros proyectos empresariales relacionados con Nueva Rumasa.

En el acuerdo que suscribió el hotelero mallorquín con los compradores se estableció una cláusula que, en el caso de impago de una sola cuota, se devolvería el inmueble. La acusación afirma que los Ruiz Mateos nunca tuvieron intención de cumplir esta cláusula, dado que se escondían bajo una situación de "indigencia oculta", pese a que aparentaban una fuerte solvencia económica.

De hecho, los compradores dejaron de abonar las cuotas mensuales, ocasionando una importante deuda al hotelero mallorquín. En estos momento las hipotecas que pesan sobre la propiedad de este hotel son muy superiores a la deuda pendiente con el hotelero, lo que hace casi inviable la continuidad económica del hotel de Calas de Mallorca. La empresa tuvo que presentar un concurso de acreedores por casi 19 millones de euros. Miralles no ha logrado averiguar dónde fue el dinero de las hipotecas.