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Inmigración

Candidato musulmán

Nadie puede descartar que el caso de Sadiq Khan, primer alcalde musulmán de Londres, se reedite en el futuro en algún municipio de las islas

UN alcalde musulmán en la ciudad del támesis. Él mismo se define como una persona con múltiples identidades.

El catedrático de Geografía Humana de la UIB, Pere Salvà, matiza en primer lugar que Sadiq Khan ha conseguido la alcaldía de Londres por su militancia en el partido laborista, no por su condición de musulmán.

Sí admite que las tasas de fecundidad de los inmigrantes musulmanes son más altas, pero lo atribuye a que proceden de países menos desarrollados donde la tasa de mortalidad infantil es más alta "y tienen más hijos con el objetivo de que al menos tres lleguen a la edad adulta", explica este especialista, que revela que en el norte de África esta tasa de fecundidad se ha ido progresivamente acercando a las cifras de la cercana Europa, que es bastante más alta -una media de seis hijos por mujer, acota- en la zona subsahariana, "donde fallecen cuatro de cada diez nacidos".

Estos inmigrantes, concreta el doctor Salvà, aportan más natalidad inicialmente por dos cuestiones: Porque son jóvenes y están en edad de procrear y por cuestiones de la reagrupación familiar asociada a estos movimientos poblacionales de perfil económico.

"Pero rápidamente se adaptan a las pautas de nacimiento de su nueva situación y reducen el número de hijos. ¿Por qué? Por varias cuestiones. Porque tienen más dificultades económicas, más problemas para hallar una vivienda, porque viven en un entorno urbano...", enumera el catedrático.

"Inicialmente llegan con unos valores religiosos más estrictos ya que proceden de zonas rurales más deprimidas donde la Religión tiene más peso y tienen más hijos porque en sus lugares de origen las políticas de control de natalidad son inexistentes. Pero esto con el paso del tiempo se va atenuando", añade el profesor Salvà.

No ve comparación posible este catedrático de Geografía Humana con lo que sucede en Francia con la inmigración musulmana ya que allí, al contrario de lo que sucede en España, la hijos de estas personas, por el mero hecho de nacer en el país galo, adquieren la nacionalidad francesa.

Ascensor social

"Son franceses, pero con el cuño de hijos de inmigrantes, no tienen las mismas oportunidades que un joven francés. De ahí mi teoría del ascensor social. Si unos suben socialmente en un moderno ascensor y otros en un montacargas, al final surgen los radicalismos como ha sucedido en Francia", explica Salvà.

Volviendo a Balears, el catedrático aporta cifras: En estos momentos habrá empadronadas en esta comunidad unas treinta mil personas nacidas en países musulmanes de las que, concreta, 23.395 son marroquíes. Y de este colectivo, tan solo 313 tienen la nacionalidad española, un escaso 1,3% del total.

"Desconozco los motivos. Quizá porque, a diferencia de los inmigrantes procedentes de Latinoamérica, los trámites de los magrebíes para conseguir la nacionalidad son más complicados", apunta una posible explicación el experto.

Y, como todo el mundo sabe, para poder presentarse a un cargo público en este país, hay que tener la nacionalidad española. Y no descarta el profesor Salvà que esto pueda ocurrir en algún punto de esta comunidad como en el municipio de sa Pobla, donde más del 10% de su población es de origen marroquí.

"Pero en estos casos aventuro que deberían presentarse a las elecciones con una mentalidad del país que los ha acogido, separando totalmente la vida pública de su religión, trasgresión que por otra parte vulneraría la Constitución española", recuerda Salvà.

"Y estaríamos hablando de hijos de inmigrantes de segunda y tercera generación, perfectamente integrados en nuestra sociedad y que, desde luego, no asumen la radicalidad de los postulados del Daesh. No existe una tendencia al radicalismo por el hecho de ser musulmán", recalca el catedrático antes de recordar que, además, "el primer objetivo de estos inmigrantes es la supervivencia".

Que la integración es un hecho lo ha vivido este profesor universitario en su años de docencia en la UIB. "Hay alumnas de origen musulmán que siguen las costumbres de su país, esto es, que llevan el pañuelo en la cabeza y vestimenta de color gris. Pero, al mismo tiempo, éstas conviven con otras que están perfectamente integradas y visten a la occidental como las jóvenes de su edad", señala el catedrático, que recalca que no ve ninguna diferencia entre las jóvenes monjas que acudían a sus clases con su hábito hace décadas y las musulmanas que lo hacen hoy en día con su hiyab (velo que les cubre la cabeza y el pecho). "Además, ellas aseguran que lo llevan de forma voluntaria, que nadie les obliga a hacerlo, que lo hacen por convencimiento", matiza Salvà.

Sí admite el catedrático que algunas cuestiones planteadas en sus clases de turismo provocan cierto impacto entre el alumnado de origen musulmán, como cuando se habla de políticas de control de natalidad y de nudismo, pero resta importancia a unos hechos puntuales que, estima, son reminiscencias de las zonas de origen de estos estudiantes, a menudo núcleos rurales deprimidos donde los métodos modernos de control de natalidad son algo de lo que ni siquiera han oído hablar.

Sobre los casi 23.400 marroquíes empadronados en las islas, el experto en Geografía Humana quiere resaltar que ya han superado a la nacionalidad tradicionalmente más numerosa en el archipiélago, la alemana.

"En estos momentos habrá unos 22.000 alemanes empadronados, cerca de un millar menos que los marroquíes, pero por una mera cuestión de bolsillo. Muchos de ellos, a pesar de que viven en las islas por un tiempo superior a los seis meses, periodo que les obligaría legalmente a estar empadronados, ya no lo están por la ley 7/2102, del 29 de octubre, promulgada por el ministro Montoro. Esta norma estableció que todos los extranjeros residentes en España deben declarar por sus bienes y derechos que ostentan no solo en España, sino en todo el mundo", explica Salvà.

"Y -añade- esta obligación ha traído una consecuencia que al parecer el señor Montoro no tuvo en cuenta: Que muchos jubilados alemanes que residían aquí y que recibían, y gastaban, sus pensiones en las islas, han tenido que mudar su residencia por esta cuestión fiscal", lamenta para concluir el catedrático universitario.

Alex Miquel, profesor titular de Antropología en el departamento de Filosofía de la UIB y experto en el mundo musulmán, responde con un categórico "ojalá, espero que sí" a la pregunta si es posible que en un futuro no muy lejano un candidato que profese esta religión pueda ser elegido en alguna institución o corporación local de esta comunidad autónoma.

"Además, ¿qué pasaría si finalmente es elegido un candidato de origen musulmán o que profese esta religión? Nada", se autoresponde antes de recordar que "estamos rodeados de ultracatólicos que, además, nos están gobernando", recalca en referencia al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, político del que asegura que es un miembro del Opus que ha condecorado a la Virgen en dos ocasiones vulnerando, en su opinión, la condición aconfesional del Gobierno español.

Miquel alerta contra la islamofobia recordando que fue EE UU el que auspició el ascenso de los combatientes afganos contra los "ateos rusos. Y pasaron de ser fedayines, luchadores por la libertad, a muyahidines, luchadores por la permanencia de la fe islámica", señala este experto a la hora de repartir responsabilidades sobre quién está detrás de organizaciones como Al Qaeda o Daesh.

También recuerda el profesor universitario que el dinero procedente de Arabia Saudí, con quien todo el mundo occidental hace negocios por su poderío financiero, financia el wahabismo, una de las corrientes del Islam más rigorista y cuyos integrantes prefieren ser denominados salafistas.

"Y el Islam de Marruecos es uno de los más abiertos", recalca Miquel recordando que en los años cincuenta los intelectuales homosexuales occidentales buscaban refugio en ese país.

Tras pedir un poco de seny y recordar que hay muchos tipos de Islam, el profesor universitario no ve a corto plazo la posibilidad de que un candidato musulmán se presente a unas elecciones y obtenga algún cargo público en esta comunidad. Y mucho menos aún que pueda imponer los preceptos de su fe en un "país democrático con una legislación muy clara".

Y lo argumenta: "La inmigración marroquí está cayendo en estos momentos y, además, de ha ido feminizando. Empresarios de Huelva prefieren contratar a mujeres casadas con hijos para sus campañas de recolección. ¿Por qué? Porque saben que una vez acabada la campaña regresan".

Concluye Miquel coincidiendo en que los marroquíes que vienen para quedarse adaptan el número de hijos que tienen a su país de acogida y a sus condiciones económicas. "Además, son los hijos los que animan a sus padres a integrarse y los que en un futuro sustentarán nuestra alicaída Seguridad Social y garantizarán nuestras futuras pensiones".

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