Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, buscó ayer en Palma el apoyo de los militantes socialistas para conseguir ganar las próximas elecciones generales. "El PSOE es el único partido que puede lograr un cambio de gobierno en España", aseguró. El líder socialista inició su visita al polideportivo de Son Cotoner jugando un partido de baloncesto, enfrentándose al candidato Pere Joan Pons. El resultado del encuentro fue lo de menos, solo se trataba de un gesto de unidad.

Sánchez entró en el pabellón escoltado por Francina Armengol y José Hila. La presidenta del Govern no se atrevió esta vez a reprochar al líder de su partido no haber alcanzado un pacto con Podemos. Se limitó a alabar los logros de su gobierno y sobre todo los cambios logrados a través de una forma distinta de hacer política. "Luchamos por devolver a los ciudadanos los derechos que han perdido, pero no será posible sin un cambio de gobierno en Madrid", aseguró Armengol, que pidió al líder de su partido que derogue la reforma laboral y apoye un nuevo régimen económico para Balears para mejorar la financiación.

Sánchez de inmediato recogió el guante que le había lanzado la presidenta del Govern y se comprometió, si logra ser presidente del Gobierno, a derogar la reforma que afecta a los trabajadores y a dar apoyo para conseguir un nuevo sistema de financiación para las islas. El líder socialista repitió algunas anécdotas que ya había contado el sábado en Eivissa, pero reiteró que la política socialdemócrata es la única "solución para la libertad y para defender los derechos", frente a "la derecha que solo ofrece recortes".

"Cuando se habla de gran coalición, es lo único que han hecho Rajoy y Pablo Iglesias para evitar un cambio en España", señaló el líder socialista, que se comprometió a derogar la reforma laboral que impulsó el PP y la ley educativa si logra ser presidente del gobierno. "Ya sabemos quienes son los que trabajamos por el cambio y los que bloquean este cambio", señaló.

Sánchez recordó los logros sociales que ha impulsado el PSOE, como por ejemplo la sanidad universal o la educación pública. También aprovechó la oportunidad para atacar a Rajoy, al que llamó "presidente en B" y al Partido Popular por los casos de corrupción que arrastra. No se olvidó tampoco del líder de Podemos y de las exigencias que le pidió para apoyarle en la envestidura. "Yo no soy de izquierdas para controlar el CNI, soy de izquierdas para gestionar la educación y la sanidad pública".

Entre sus promesas, Sánchez se comprometió a impulsar un ingreso vital mínimo para las familias que no disponen de prestación social. También dijo que España sería "un país de acogida de refugiados".