Los servicios de digestivo de los hospitales de Son Llàtzer y Manacor llevan un par de meses tratando los cálculos que obstruyen la principal vía biliar, el conducto colédoco, con una técnica mínimamente invasiva que fragmenta las piedras de gran tamaño con láser antes de extraerlas.

El uso del láser, explica el jefe del servicio de aparato digestivo de Son Llàtzer, el doctor Carlos Dolz, venía siendo utilizada por los urólogos para destruir los cálculos renales. Pero hasta hace poco la complejidad técnica impedía usarlo para fragmentar los cálculos que obstruían la vía biliar.

Los últimos avances técnológicos unidos a la habilidad de los endoscopistas de estos dos hospitales han permitido tratar en los últimos dos meses a unos ocho pacientes con cálculos biliares retenidos en el conducto colédoco de manera satisfactoria, se congratula el doctor Dolz.

"La bilis se sobresatura con determinadas grasas, aunque la dieta no juega un papel determinante en ello", matiza el especialista de Son Llàtzer para explicar la aparición de cálculos en las vías biliares. Una patología que es más frecuente en las mujeres y en las etnias índigenas, en los indios andinos, especifica el doctor Dolz sin saber precisar el por qué.

El especialista explica que se trata de una patología que "no te deja vivir", que es semiurgente y que en dos o tres días debe ser tratada. "Es más grave cuando el cálculo se produce en el conducto, más estrecho, que cuando surgen en la propia vesícula biliar. Los principales síntomas son un dolor intenso en la barriga y la ictericia, cuando la piel se te pone de color amarillo", aclara.

El doctor Dolz explica que, hasta ahora, mientras las piedras eran pequeñas, se podían extraer a través de un cáteter que se introducía por la boca con una pequeña cámara en su extremo con el que se accedía hasta el conducto biliar obstruido. Una vez allí, se identificaban los cálculos y se extraían siempre y cuando sus dimensiones lo permitieran. "Se podían sacar si tenían menos de 20 milímetros de diámetro o dos veces el tamaño de la uña de tu dedo pulgar", puntualiza el digestólogo.

El problema aparecía cuando el cálculo era más grande. Entonces se requería una intervención quirúrgica abierta que provocaba en el paciente una herida extensa en la pared abdominal.

Hospitalización y baja laboral

"En estos casos el paciente, si es mayor y con alguna enfermedad crónica, requiere de dos días de estancia en UCI, cinco o seis de hospitalización y entre un mes y mes y medio de baja laboral tras el alta", enumera el doctor los inconvenientes de esta intervención y el coste que supone para el Servei de Salut y para la sociedad en general.

La nueva técnica introduce una "miniatura de endoscopio" también por la boca que, en su interior, lleva una fibra de vidrio de 0,3 milímetros de diámetro que es la que conduce el haz de luz hasta el cálculo.

"El láser actúa entre dos y tres minutos para fragmentar un cálculo de 25 milímetros que, una vez roto, se extrae del conducto", explica el doctor Dolz, que revela que una intervención a una paciente que tenía hasta quince cálculos en este conducto biliar se prolongó por espacio de más de tres horas.

"Esta nueva técnica que utiliza endoscopia y aplicación de láser consigue fragmentar los cálculos y eliminarlos de forma mucho más sencilla, sin necesidad de quirófano ni de anestesia general. Además, no requiere de una estancia hospitalaria prolongada, tan solo únicamente 24 horas de ingreso hospitalario", resalta.

Tanto para el doctor Dolz como para su colega de Manacor, el jefe de sección del servicio de digestivo del centro comarcal, Andreu Sansó, se trata de un avance más en la trayectoria hacía una medicina menos invasiva. Y que cuenta además con la ventaja de reducir los costes económicos notoriamente puesto que los hospitales ya cuentan con aparatos de láser destinados al tratamiento de otras enfermedades.