La defensa de Romanov y los fiscales Anticorrupción han establecido que el dinero ilícito que el ciudadano ruso introdujo en España, lo dedicó a la reforma del hotel Mar i Pins. Este edificio quedará ahora en manos del Estado. Para sacarle un rendimiento económico, saldrá a la venta. Romanov declaró que pagó seis millones de euros por el hotel. Sin embargo, un peritaje económico aumenta este valor y lo situa en los diez millones de euros. El hotel ahora mismo está cerrado.