"Hay mucho, mucho optimismo" de cara a los resultados que se van a obtener durante la temporada turística que se inicia, a la vista de la facturación que se ha conseguido durante la primera quincena de mayo, en la que los negocios más vinculados a la oferta complementaria turística están registrando aumentos que alcanzan el 15%, según señalan representantes de comercio, bares y restaurantes. Una advertencia: este fenómeno se percibe de una forma especialmente notable en aquellas zonas con una elevada presencia de alquileres vacacionales, con Palma como ejemplo más claro.
Porque tanto el presidente del comercio de Jaume II y representante de Afedeco, Pedro Mesquida, como el presidente de la Asociación de Restauración de Mallorca, Alfonso Robledo, coinciden en que este año están siendo los visitantes que se alojan en viviendas de alquiler los que en buena medida están marcando la diferencia. El presidente de la asociación de salas de fiestas y discotecas de las islas, Jesús Sánchez, destaca que también su sector está detectando una buena evolución en los ingresos que obtiene en las zonas turísticas fruto de las buenas ocupaciones hoteleras, pero los dos anteriores valoran especialmente el alto poder adquisitivo que muestran muchos de los visitantes que optan por los alquileres.
En concreto, Alfonso Robledo recuerda que el turista que llega en mayo suele ser mejor cliente que el de julio y agosto "porque no se pasa el día en la playa y dedica más tiempo a recorrer la isla", pero a ello se suma que el valor que están alcanzando los alquileres vacaciones, especialmente en algunos barrios del centro de Palma, hace que se trate de clientes de un apreciable poder adquisitivo. En este grupo incluye también a las personas que se instalan en los hoteles boutique.
El resultado, según señala Pedro Mesquida, está siendo un inicio de temporada irregular pero en conjunto muy positivo. Porque aunque hay días en que las ventas pueden mostrar bajadas apreciables respecto a las mismas fechas del año pasado, en otras jornadas los ingresos pueden incluso duplicar los que se producían doce meses atrás.
De esta forma, la media en la facturación de muchos comercios, especialmente en las zonas de los citados alquileres vacacionales, puede acercarse al citado 15%. Y este dato adquiere una especial relevancia si se tiene en cuenta que el consumo de los isleños no está ayudando demasiado en esa recuperación. Según apunta Mesquida, en muchos establecimientos del centro de Palma, el 80% de los pagos con tarjeta de crédito corresponden a extranjeros.
El factor meteorológico
"Hace un año por estas fechas estábamos a más de 30 grados y ahora a 22", recuerda el representante del comercio isleño, lo que significa que la demanda de ropa de verano por parte de los isleños se mantiene en estos momentos en niveles inferiores a los de 2015 y explica que esta reactivación no esté alcanzando a muchos establecimientos del interior de Mallorca o de las barriadas de Palma.
Pero el tiempo irregular de este inicio de mayo ha conllevado un mayor número de jornadas nubladas o incluso con lluvias y temperaturas más bajas. Y eso ha supuesto menos turistas en la playa y más visitantes recorriendo la isla y entrando en los negocios locales (algo evidente por el colapso que algunas mañanas se ha vivido en los accesos a Palma).
Alfonso Robledo destaca que también entre bares, cafeterías y restaurantes se están alcanzando crecimientos en los ingresos de hasta un 15% y señala igualmente a los visitantes como los principales protagonistas de esta reactivación, pero asignando un peso especialmente elevado a los que se alojan en viviendas de alquiler, a los que se asigna un nivel de gasto muy superior al del turista de la planta hotelera.
A la vista de la entrada en mayo, estos negocios se frotan las manos respecto a lo que puede suceder a lo largo de toda la temporada, de ahí que sea Pedro Mesquida el que subraye el optimismo que se respira ante lo que puede suceder durante los próximos meses. Una apreciación que Alfonso Robledo respalda.
Porque el presidente de los restauradores de la isla pone de relieve la diversificación que se está registrando dentro del mismo mercado turístico, con una elevada ocupación de la clientela clásica de sol y playa que viene a Mallorca a pasar una semana, la de los hoteles de ciudad que se desplaza por solo tres o cuatro días, o la de los alquileres que puede prolongar algo más su estancia.
