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Nuevas tecnologías

Un mallorquín en el top mundial de Apple juegos

Iván de Cabo, estudiante de Informática mallorquín que reside y estudia en Sevilla, creó de forma autodidacta el juego para iPhone ´Steve. The jumping dinosaur´ - Ha logrado 1.300.000 descargas y ser conocido a nivel mundial - Le ofrecieron comprárselo por 60.000 euros pero rechazó una primera oferta y ya ha ganado dinero para dos o tres masters - Ahora tiene otra que está a punto de cerrar

Un mallorquín en el top mundial de Apple juegos

La historia del mallorquín Iván de Cabo, estudiante de ingeniería informática residente en Sevilla, es la del joven emprendedor apasionado por su trabajo y una de cuyas ideas ha saltado a la actualidad no solo nacional sino también internacional, debido al éxito mundial obtenido con un videojuego creado por él.

Un fin de semana de este pasado mes de marzo Iván decidió quedarse en casa con el objetivo de crear un juego para teléfonos móviles. Fue el día 20 de marzo. El domingo había terminado su tarea. Iván admite a Diario de Mallorca que esta era la primera vez que trabajaba en algo así pero tenía interés por probar cómo se comportaban los usuarios de este tipo de ocio "muy lucrativo y en el que se puede conseguir mucho por muy poco".

El domingo terminó de pulir el producto y el lunes lo envió a Apple. En apariencia se trata de un juego muy sencillo: un dinosaurio que salta y esquiva huevos cuando el jugador pulsa a la barra espaciadora, un homenaje al clásico Easter Egg que aparece en el navegador Google Chrome cuando no se dispone de conexión. Pero la complicación, y el acierto, estaban en otro aspecto: se podría jugar desde el centro de notificaciones de los iPhones, sin necesidad de desbloquear el móvil. "No sé cómo llegué a ver que esto era factible pero funcionó. Sabía que el Easter Egg era un éxito y que los usuarios que llegaran a mi juego reconocerían rápidamente en qué se inspiraba. Además, era fácil de implementar". Confiesa que lo bautizó Steve. The jumping dinosaur en homenaje a dos de sus ídolos en la informática: Steve Jobs, por supuesto, "no sólo como informático sino como empresario", y Steve Wozniak, "porque sin él Jobs no habría sido lo que fue", comenta.

100.000 descargas por día

Una semana después de enviarlo, Apple aceptó su dinosaurio. Durante los primeros días del lanzamiento, el juego llegó a tener 100.000 descargas por día y va ya por 1,3 millones. Ha sido destacado por el mismo Apple como ´Best new games´, y en 20 países han escrito artículos sobre él, siendo los más destacados los del periódico británico The Telegraph, The Sun, la revista STUFF y el blog de tecnología y emprendimiento más importante del mundo, TechCrunch.

En unos días, el juego estaba en el top 15 de descargas en Estados Unidos y entre los 50 primeros a nivel mundial. Y llegó a estar el primero en la categoría de Juegos de Apple.

Steve. The jumping dinosaur puede bajarse de forma gratuita pero el usuario paga un dólar o un euro si desea cambiar de personaje, de ahí su rentabilidad. "He logrado muchos más ingresos de lo que podría imaginar y a día de hoy, a pesar de la vida tan corta que tienen las aplicaciones, sigue generando ganancias. A los usuarios que se lo han descargado se ve que les gusta y continúan jugando".

Así las cosas, enseguida le llegó una oferta de compra de un particular con experiencia en el sector que había detectado el potencial de la aplicación. Se trataba de una empresa sueca que quiso que se lo vendiera por 60.000 euros, una cantidad más que jugosa para alguien como él, un estudiante de 22 años. El resto de ofertas han llegado hace relativamente poco. "Ya me he decantado por una de ellas aunque la decisión no fue fácil pero aún no puedo hacer público ni el nombre ni la operación que se ha hecho con el juego. Grosso modo una de las empresas interesadas fue uno de los publisher de aplicaciones casual más importantes del momento con una base de usuarios de más de 20 millones y facturando entre 5 y 10 millones de euros al mes, pero no me llama la atención ser absorbido y que desaparezca mi nombre del juego por una cifra".

Estudios en Mallorca

De Cabo, que nació y se crió en Mallorca, hizo estudios de primaria y secundaria en el colegio Nuestra Señora de la Consolación de Alaró y el Bachillerato Social en Montesión. Asegura que siempre pensó que estudiaría Empresariales porque quería montar algo suyo relacionado con los ordenadores, una pasión que le viene de la infancia y en la que se curtió de manera autodidacta. "Siempre hubo un PC en casa. Tengo un vídeo en el que salgo muy pequeño aporreando las teclas. Cuando me apartan del ordenador, me pongo a llorar". En el último año de colegio resolvió que no se matricularía en ADE y que la programación sería su camino. Nadie en casa le había inculcado esa vocación, su padre es el conocido artista Pascual de Cabo y su madre trabaja en un hotel en Mallorca.

Pensó en la posibilidad de estudiar una carrera, pero la opción de cursar directamente Ingeniería le parecía complicada, pues carecía de conocimientos de materias como Física. Se decantó por un módulo de aplicaciones informáticas multiplataforma que no le gustó, de modo que al terminar el curso dejó Mallorca y se mudó a La Puebla del Río (Sevilla), donde reside su padre, para afrontar su vocación.

Empezó a estudiar la carrera y aprobó sin problemas los dos primeros cursos. A finales del segundo año, una conferencia en la Facultad le cambió la vida. En ella les hablaron a los alumnos de un programa de intercambio de estudiantes para el verano en Estados Unidos. Se requería superar tres fases de selección y luego podría incorporarse como becario a una empresa norteamericana. Las superó sin problema y, tras los exámenes de junio, viajó a Boston, pero no precisamente para enrolarse en el mundo de la informática sino para trabajar como charcutero en un supermercado de la cadena Stop and Shop en Cape Cod, un pueblo costero de Boston. "Sabía que no iba a tener un trabajo del otro mundo, de hecho estuve de charcutero pero no iba a vivir de ello sino a ahorrar y gastarme lo ahorrado en vivir la experiencia de mi vida yendo a Silicon Valley, así que eso hice. Trabajaba y me divertía a partes iguales con otros compañeros que también estaban en el programa hasta que en septiembre tras tres meses y haber ahorrado lo suficiente me fuí a Palo Alto y me quedé en Startup Embassy, una casa que solo aloja emprendedores o start ups tecnológicas", narra.

Pese a no tener ningún proyecto le admitieron por las ganas que mostró en un formulario que se debe rellenar para solicitar habitación. Por casualidades de la vida ahí conoció a Lucas Gozálvez, quien más adelante sería su jefe y socio a la vez. "Lucas es otro chico de Sevilla al que conocí en la otra parte del mundo (de nuevo por caprichos del destino como dicen), la cuestión es que hicimos buenas migas, él estaba de negociaciones con Microsoft al igual que el resto de personas que se quedaban allí, teniendo reuniones con Google, Apple, SpaceX, Tesla... todos los grandes. Bueno yo visité Stanford, la universidad de mis sueños, y por suerte también pude visitar las oficinas de Google, donde solo puedes entrar si conoces a un empleado y, de nuevo, por casualidad de la vida estando en Boston conocí a una chica de Madrid cuya tía era profesora en Stanford y cuya prima había estudiado ahí y ahora trabajaba en Google. Me enseño aquello y me encantó", rememora.

De Cabo volvió a Sevilla con las pilas cargadas y al cabo de unos cinco meses le llamó Lucas para hablarle sobre un nuevo proyecto que sería The Clannish, un club privado para ejecutivos en el que también es cofundador de la empresa y con el que también ha estado desarrollando la aplicación para iPhone. "Ahora estoy menos involucrado porque no tengo tanto tiempo ya que también estoy de socio en otra start up llamada Cameraway que es como el ´Uber´ de los fotógrafos para solicitar fotografía profesional estés donde estés. Bueno me involucré en esos dos proyectos durante 2015 y en octubre de ese año Lucas me ofreció trabajar un mes en su empresa (icinetic) como programador". Al acabar le ofrecieron dos más, "y así hasta el día de hoy aunque no se si continuaré porque me han ofrecido un proyecto que no puedo rechazar", explica el joven.

De Cabo afronta ahora un nuevo proyecto tecnológico que puede que vaya bien o mal pero que desde luego será positivo ya que vivir todo esto con apenas 22 años ha merecido la pena.

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